El Niño Jesús coincide con la descripción de un Niño Jesús pasionario de Nápoles, que figura en los testamentos de los familiares del arzobispo fray Juan Cebrián que se quedó con el Niño Jesús al morir el 20 de diciembre de 1652 fray Juan de Molina en San Lázaro de Zaragoza. Este Niño Jesús, junto a su rosario que se quedó el arcediano Miguel Antonio Francés de Urrutigoyti, eran las únicas posesiones del venerable Molina, y según algunos testigos con el Niño se dice que entablaba tiernos coloquios y le concedía todas sus peticiones. A través de los descendientes del sobrino de Cebrián, que fue su albacea, pasó a ser custodiado por el obispo de Córdoba D. Miguel Vicente Cebrián hasta su muerte en 1752, cuando dejó a la Catedral una preciosa sacra de plata y un Niño Jesús que se ponía en el Tabernáculo del Altar Mayor. Estamos buscando más información al respecto.
Pilar Saura