lunes, 23 de noviembre de 2015

FRAY JUAN DE MOLINA Y ENTRENA PROFESÓ EN LA MERCED DE CALATAYUD EN 1597 DONDE ESTUVO 28 AÑOS, LOS ÚLTIMOS 5 COMO COMENDADOR


El padre Molina permaneció 28 años en Calatayud (1596-1624) los últimos cinco como comendador del desaparecido convento mercedario de San Agustín

El venerable padre Molina, nacido en Carenas en 1579, estuvo 28 años en Calatayud, donde tomó el hábito en 1596 en el desaparecido convento mercedario de San Agustín (que estaba situado junto a la plaza del Fuerte), profesando al año siguiente. Tras sus estudios de Artes y Teología alcanzó el grado de Presentado en 1615, siendo nombrado comendador del convento de Calatayud en 1619 hasta 1624 que fue nombrado comendador de San Lázaro (Zaragoza). También fue comendador de Pamplona, alcanzó el grado de Maestro en Huesca y realizó dos redenciones en Túnez y Argel donde rescató a más de 227 cautivos cristianos. Murió tras realizar muchos prodigios y bajo un halo de santidad en 1652 cuando era comendador de San Lázaro de Zaragoza.

Entre las personalidades que asistieron a la conferencia sobre la investigación llevada a cabo por Pilar Saura durante los últimos tres años, que despertó un gran interés, estaban: D. Tomás López párroco de San Juan El Real organizador del acto, el padre D. Juan Manuel Melendo nacido en Carenas que realizó la presentación, el padre mercedario Vicente Zamora de la Parroquia de Santa María de los Sagrados Corporales de Daroca acompañado de su archivero D. Pascual Sánchez, el alcalde de Carenas D. Manuel Casado, y D. Luis Varga coronel jefe de la biblioteca y museo de la Academia de Logística de Calatayud.

La investigadora Pilar Saura junto al padre mercedario Vicente Zamora durante la conferencia celebrada en el museo de la parroquia de San Juan El Real de Calatayud.




La investigadora Pilar Saura durante la conferencia que despertó un gran interés en Calatayud.



De derecha a izquierda: el párroco de San Juan D. Tomás López organizador del acto, la investigadora Pilar Saura, D. Pascual Sánchez archivero que asistió junto al mercedario padre Vicente Zamora de la parroquia de Santa María de los Sagrados Corporales de Daroca, y el padre D. Juan Manuel Melendo nacido en Carenas que realizó la presentación.


La investigadora Pilar Saura entrega un cuadro de Fray Juan de Molina a D. Tomás Lópéz para la parroquia de San Juan El Real de Calatayud.


La investigadora Pilar Saura junto al padre mercedario Vicente Zamora delante de la Virgen de la Merced que se conserva en el Museo-Sacristía de San Juan El Real, que junto con la escultura de San Pedro Nolasco son los únicos bienes conservados del antiguo convento mercedario de San Agustín de Calatayud.




La Orden de Santa María de la Merced para la Redención de los Cautivos fue fundada en 1218 y celebrará su 800 aniversario en 2018. Una experiencia mariana iluminó la mente de san Pedro Nolasco y movió su voluntad para que convirtiera esa hermandad de redentores en Orden Religiosa y que continuara, bajo la bendición de la Iglesia y protección del rey de Aragón Jaime I, la obra comenzada.

Los padres del joven Molina, en cuanto supo leer y escribir, le enviaron a estudiar gramática a la ciudad de Calatayud donde tomó el hábito el 17 de octubre de 1596, en el convento mercedario de San Agustín de Calatayud. Profesó un año después, realizó estudios de Arte y Teología y alcanzó el grado de presentado en 1615, siendo nombrado comendador del convento en 1619 y reelegido en 1622, hasta que en 1624 es nombrado comendador de Zaragoza.

Un grupo numeroso de mercedarios nacidos en Carenas, entre los que destacó fray Juan de Molina, vistió el hábito o profesó en el convento mercedario de San Agustín de Calatayud. Entre ellos figuran hasta 1692: fray Joseph Abad, fray Sebastián, fray Francisco Higueras, fray Miguel Urrea y fray Raimundo Abad.

Según el mercedario Fr. Francisco Neyla: "El novicio Molina obedecía en silencio las pruebas que le ponía su Maestro y era puntual en los actos de la Comunidad, respetando el retiro, de forma que era un ejemplo para los demás. Consideraban rara su compostura en el coro y buscaba muchos momentos de silencio para añadir sus propias oraciones a las de la Comunidad, en la noche y el retiro de su celda".

En el Capítulo General celebrado en Calatayud el 5 de junio de 1615 figura Fr. Juan de Molina, que estaba a punto de cumplir 36 años,  entre los padres "presentados del número" en Aragón.




Al apreciar sus talentos, decidieron que se dedicase a gobernar conventos, y en el Capítulo de Daroca de 1619, con 40 años, es nombrado comendador del convento de San Agustín de Calatayud. De esta etapa destaca Fr. Francisco Neyla que "gobernó de modo su encomienda, que más parecía el Convento un remedo del Cielo, que congregación de la tierra".

El convento de San Agustín de Catatayud transformado en el cuartel de la Merced
El convento de San Agustín de La Merced en Calatayud es uno de los quince primeros fundados por san Pedro Nolasco y mencionados en la bula de Inocencio IV de 1245. El convento surge por el traslado de los religiosos mercedarios que había en Munébrega a Calatayud. En 1808, durante la guerra de la Independencia, fue fortificado por los franceses y en el asalto del Empecinado se destruyó parte de la iglesia, sufriendo daños su torre. Posteriormente tras la desamortización fue cuartel de caballería, prisión militar, contó con un casino para oficiales, albergando dependencias militares hasta los años treinta.

Según D. Manuel Micheto en las siguientes imágenes, atribuidas a Mariano Rubio Vergara, se aprecia el convento-cuartel abandonado y en estado de ruina alrededor de 1930-1934 y el proceso de demolición alrededor de 1640.






Lo que queda del convento de la Merced de Calatayud
En el Museo de la sacristía de la iglesia de San Juan El Real de Calatayud hay “Dos grandes tallas provenientes del convento de La Merced, ya desaparecido. Representan a la Virgen de la Merced y S. Pedro Nolasco". La Obra Social de Caja Inmaculada (CAI) restauró la imagen de la Virgen en 2012, mientras que a la escultura de San Pedro Nolasco le falta la mano izquierda.



La Torre de Anchís
En Calatatud, además del convento de San Agustín, los mercedarios contaban con la Torre de Anchís, algunos años posterior a la época de Molina, y que resulta de interés porque todavía permanece el edificio con su iglesia, a pesar de su estado de abandono. En la oración fúnebre de 1765 por el maestro general fray Juan Cavallero, que había sido ordenado en Calatayud en 1702, se mencionaba la Torre de Anchís. Se señala que se esforzó en dejar rentas para mantener a los religiosos. En ese sentido indica que: "la Torre de Anchis es otro testigo de sus ansias. Alli os dexó un gran Casa de Campo, que pareciera bien en el Pueblo mas lucido, por la comodidad, y buen gusto en la distribución de habitaciones para todo tiempo y con bellisimo Oratorio, que fue su ultimo esmero, a quien dió el nombre de Basilica, y nosotros pudieramos llamar perfecta Iglesia. Alli os dexó tan mejorada la Viña, con todas las adherencias a Granja, con diversas fábricas, y un plantío tan copioso de varios arboles, y zepas, y abundantes frutos de su sabiduría, y gobierno".

En las siguientes imágenes realizadas por Luis Varga se aprecia el estado reciente de la Torre de Anchís, situada junto a Bílbilis.



Pertenencias relacionadas con Fray Juan de Molina en Calatayud (no localizadas)
El Niño Jesús del padre Molina
Cuando muere Fray Juan de Molina en Zaragoza en 1652, el arzobispo de Zaragoza, el mercedario fray Juan Cebrián, se quedó con el Niño Jesús que el padre Molina tenía en su celda, y con el que se produjo el hecho prodigioso de mantener tiernos coloquios. En la historia consta (Fray Roque Faci 1739) que dicho Niño Jesús fue devuelto al convento de San Agustín de Calatayud donde era muy apreciado. Por otro lado, también figura en la historia de los familiares de Cebrián, el testamento de su sobrino el conde de Fuenclara, llegando a estar en 1752 en manos del obispo de Córdoba Miguel Vicente Cebrián. Por tanto, no está claro el paradero del Niño Jesús del padre Molina.

Fray Roque Faci 1739, pp. 36 y 37.



Reliquia de una Santo Crucifijo traída de Argel por el padre Molina
Una reliquia de un Santo Crucifijo que rescató fray Juan de Molina en su redención de Argel (1639) estaba en 1739 -según relata Roque Faci- en el convento de Nuestra Señora de la Merced de la Ciudad de Calatayud. Según la tradición del convento: "/...su compañero Religioso Lego abrazado en amor de Dios, y llevado del celo de la Religión Cristiana, predicó la verdad de Nuestra Fe Católica; los Bárbaros le condenaron luego a ser quemado vivo, y lo arrojaron al fuego con un Santo Crucifijo que llevaba en la mano; estando abrazándose aquella Víctima del Cielo, desenclavando Cristo sus manos de la Santa Cruz, se salió del fuego.../"


  
 Sobre la investigadora
María Pilar Saura Pérez, nacida en Quart de Poblet (Valencia) en 1962 y residente en Madrid, casada y madre de tres hijos, es doctora en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid), licenciada en Periodismo (UCM), licenciada en CC. EE. y Empresariales (Universidad Comillas).

© María Pilar Saura Pérez

domingo, 8 de noviembre de 2015

EL PROVINCIAL MERCEDARIO FRAY JUAN DE MOLINA RESCATÓ EN ARGEL EN 1639 A 84 CAUTIVOS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA, 69 DE CALP

El provincial mercedario Fray Juan de Molina y Entrena rescató en 1639 en Argel a 114 cautivos cristianos, 84 de la Comunidad Valenciana, y entre ellos 69 de los apresados en Calp en 1637

La investigación de tres años destaca que el venerable padre Molina, provincial aragonés de la Orden de la Merced nacido en 1579, fue el que rescató en 1639 en argel a 114 cautivos cristianos, entre ellos a 84 de la Comunidad Valenciana, y entre ellos 69 calpinos apresados por los piratas en Calp en 1637, incluyendo al rector mossen Damián Abargues. Entre los apellidos de los rescatados y familiares de Calp se encuentran: Abargues/Abargas, Bonanat, Torres, Soria, Ortis, Ortola, Chorro, Serda, Guardiola, Llobell, Sollesa, Beltrán, Pérez, Navarro, Perlas, Bernat, Ribes, Gossa, Tomas, Peresa, Torrixes, Avila, Muños, Prats, Torrella, Perlas, Gadea, Ferrer, Moreno, Mestre, Sau, Sellesa, Peidro, Prats, Piata, Gil, Gossamu, Goña, Ortega, Vives, Balles y Blanquer.



El ataque de los piratas a Calp en 1637
En las Nuevas aportaciones a la Historia de Calp de Julia Campón Gonzalvo y Jaume Pastor Fluixá (Concejalía de Cultura del Ajuntament de Calp, 1989) figura la descripción del ataque. En el texto, que era un relato de 1643 del cronista Marco Antonio Palau en "Historia de la ciudad de Denia" cuyo facsímil fue publicado por la Diputación Provincial de Alicante como "Diana Desenterrada" (1975), se especifica con detalle un ataque de los moros a la ciudad en 1637, cuando cautivaron a más de trescientas personas, justo dos años antes de la redención de 1639, y como consecuencia la población quedó reducida a 65 personas.

"A 3 días del mes de Agosto del año 1637 amanecieron sobre la villa de Calpe, 7 galeras de Argel con su arráez, Alí Pichilin, moro colorín, natural de Argel, y sin ser vistos, ni sentidos (por averse dormido todos los centinelas en sus puestos), saltaron en tierra/tierria a la sonda 600 turcos, y arrimando escalas, assaltaron la desdichada y descuydada Villa. Acrecentó su desdicha el hallarse fuera de la villa hasta 60 hombres, que a diferentes menesteres de negocios y caminos, havían salido en pocos días antes, hallándose dentro sólo 26 hombres, que despiertos al ruydo salieron con sus Armas, y algunos dellos fueron muertos al salir de sus casas, por estar ya los turcos por las calles, los otros que pudieron subir a las murallas murieron en ellas defendiendo valerosamente sus vidas, su libertad y su Patria. El rector saltó al primer ruido, y como fiel sacerdote acudió a la Iglesia y sagrario, y sumido el Santísimo, tomó la puerta defendiendo con espada y Rodela la entrada de la iglesia y sacrario, y hasta que aviendo recivido algunas heridas considerables, huvo de rendirse a la gran multitud de turcos. Las mugeres y niños al primer ruydo tuvieron lugar de recogerse a la torre fuerte, que está en medio de la villa, muy a su salvo,echaron fuego a la puerta de la torre y obligaron a las mugeres y algunos hombres que avía en ellas a abrir y salir de la torre, porque el humo los agogava. Levarónse (caso lastimoso) 296 personas entre hombres, mugeres y niños. Los muertos de Calpe fueron 10, y de los turcos 40, con más de 100 heridos. Llevarónse toda quanta ropa y menaje havía por las casas, sin dexar cosa en ellas, sólo se salvaron las campanas y 2 piezas de artillería que avía y que las baxaron a embarcar, y huvieron de dexarlas por el socorro que acudió de las villas y lugares vecinos". 




La redención del padre Molina en Argel en 1639
La redención de Argel se realizó en julio de 1639, cuando fray Juan de Molina era provincial y contaba con 59 años, fue junto al mercedario Miguel Miralles por Valencia y rescataron a 114 cautivos, sin contar los que pagaron su propio rescate. De los cautivos cristianos rescatados 69 eran de Calp o Calpe (Alicante) que había sufrido dos años antes un ataque de los piratas que se llevaron a numerosas mujeres y niños. El venerable padre Molina señaló que partió a la redención con veinte mil escudos. El coste final fue de "veinte mil trescientas y diez y nueve libras, once sueldos y diez dineros".

El cronista mercedario fray Gabriel Téllez, el famoso autor teatral Tirso de Molina, resaltó cómo llegó el padre Molina a Barcelona: "Partió de Zaragoza el dicho padre provincial Molina por lo más riguroso del estío de este mismo año, guiando a Barcelona, donde le esperaba el compañero redentor Miralles, y para que en todo lo posible fuese verdadera imitación del Redentor Divino, no quiso valerse en todas las cincuenta leguas, de pies ajenos, sino que, por los propios caminando, comenzó desde su patria a atesorar los méritos que los trabajos y sudores medran a los que con perfección desean adquirir el blasón de redentores, extrañeza en este siglo casi prodigiosa, donde las comodidades y ostentaciones vanas se han incorporado de manera con las prelacías y cargos religiosos, que el no añadir autoridades se juzga a menoscabo. ¿Provincial de la Merced y a pie por los caminos?, Rara avis in terra. Confusión de concurrentes, aunque la presunción lo bautice por desaire".

La principal dificultad que tuvo que esquivar el redentor es que estaba prohibido rescatar cautivos entre los tres y los quince años. Según el padre Molina "granjeé a un Morabuto, que es como en España Obispo, puse a los muchachos de cuatro, de cinco, y de seis años en brazos de las esclavas como hijos de ellas cubiertos con una gran toalla, solo un Turco descubría la cara a los niños, y en decir el Morabuto: pasa adelante ninguno del Duán replicaba, sino que los escribían, y con eso, de allí se iban al navío a embarcar. Fue una Redención esta tan compasiva, y de dar a Dios gracias, que en la Procesión que hicimos día de San Roque en Valencia, de compasión, y gozo, lloraban mujeres, y hombres, viendo tantas mujeres, y doncellas, y niños, y niñas. Los padres de estos se hallaron obligados a quitarlos a sus mujeres, y llevarlos ellos en los brazos porque no se los ahogara la multitud de la gente no cabía en las calles". 

La redención de Argel regresó a España por el puerto y barrio del Grau de Valencia, donde hubo una procesión de los rescatados con los que se volcó la población. En la imagen se aprecia una imagen antigua del Monasterio mercedario del Puig, que debió visitar el padre Molina al terminar la redención de Argel.



Sobre la investigadora
María Pilar Saura Pérez, nacida en Quart de Poblet (Valencia) en 1962 y residente en Madrid, casada y madre de tres hijos, es doctora en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid), licenciada en Periodismo (UCM), licenciada en CC. EE. y Empresariales (Universidad Comillas).

© María Pilar Saura Pérez