lunes, 24 de septiembre de 2018

CELEBRACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED EN EL 800 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA ORDEN MERCEDARIA

Celebración de Nuestra Señora de la Merced

Este 24 de septiembre de 2018 se celebra de forma muy especial Ntra. Sra.  de la Merced porque coincide con el jubileo del 800 aniversario de la fundación de la Orden de la Merced por san Pedro Nolasco en 1218 inspirado por la Virgen la noche del 1 al 2 de agosto. Le pedimos que proteja a toda la Comunidad Mercedaria y a todos sus familiares y amigos. También que anime a fray Juan de Molina a realizar un milagro que quizás pondría en marcha su causa en el Vaticano.

En la Basílica de Nuestra Señora de la Merced en Barcelona.


En el Museo-Sacristía de la Parroquia de San Juan El Real de Calatayud frente a la preciosa escultura de Nuestra Señora de la Merced que perteneció al desaparecido convento mercedario.


Escultura de Nuestra Señora de la Merced situada en la sacristía de la parroquia de Santiago de Sangüesa (Navarra) que perteneció al desaparecido convento de los mercedarios y a la que se canta una salve en su día. También en Corella la Virgen de la Merced es su copatrona y sale en procesión por sus calles en su festividad.


En la misa especial dedicada a Nuestra Señora de la Merced en su festividad en la parroquia de Santa María de Cervellón de la Curia Mercedaria de Madrid.





© Texto e imágenes de María Pilar Saura Pérez

lunes, 17 de septiembre de 2018

LA HUELLA DEL VENERABLE MERCEDARIO FRAY JUAN DE MOLINA Y ENTRENA (1579-1652) EN NAVARRA EN EL SIGLO XVII



SOCIEDAD DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE NAVARRA
IX CONGRESO GENERAL DE HISTORIA DE NAVARRA
“VIEJOS Y NUEVOS ESPACIOS DE FRONTERA”

Pamplona, del 12 al 14 de septiembre de 2018

Durante el congreso celebrado en Pamplona pude presentar "La huella del venerable mercedario fray Juan de Molina y Entrena (1579-1652) en Navarra en el siglo XVII". Una oportunidad para dar a conocer su figura y la presencia mercedaria en Navarra.




La Orden de Santa María de la Merced para la Redención de los Cautivos fue fundada por San Pedro Nolasco en 1218 y celebra este año el jubileo de su 800 aniversario. El mercedario aragonés fray Juan de Molina, tal como recogen los manuscritos del padre Mendioroz (Biblioteca Capitular de Pamplona), fue comendador del desaparecido convento mercedario de Santa Eulalia de Pamplona en 1636, siento sustituido por el navarro fray Ignacio Vidondo que relata en su obra Espejo Católico (publicada en Pamplona) la extraordinaria muerte en 1652 del padre Molina. El venerable Molina  estuvo por tierras navarras en diversos momentos en un periodo de 12 años, como definidor desde 1628, y también visitó el convento de Pamplona y los diversos conventos de Navarra varias veces tras su nombramiento como Provincial de Aragón, de Cataluña, de Navarra e Isla de Cerdeña. A través de la figura del padre Molina, recordamos la historia de la Orden Mercedaria, de los conventos de la Merced en Navarra (Pamplona, Sangüesa, Estella, Tudela y Corella) y sus vestigios, las redenciones de cautivos que le llevaron a Argel y a Túnez, donde fue como Redentor por Aragón y Navarra, donde rescató en medio de numerosos peligros a personalidades de Navarra. El padre Molina atravesó fronteras físicas y lingüísticas para rescatar al padre Marcelo Murillo, predicador de la Orden de San Bernardo del convento de Fitero, cuyo rescate de Túnez costó 427 escudos y cuya carta de libertad en árabe antiguo se encontraba en el Archivo Real y General de Navarra. Todavía permanece la devoción a la Virgen de la Merced que se celebra el 24 de septiembre en Sangüesa y en Corella, donde es copatrona del pueblo.

También -como apreciamos en las imágenes- existen restos de sus conventos en Pamplona, donde permanece la calle de la Merced y encontramos la fachada de su iglesia en la actual Escuela Oficial de Idiomas y también una escultura de san Ramón Nonato a la entrada de la Iglesia de San Nicolás que también le dedica un retablo, de Tudela, donde se aprovechó su claustro para el actual mercado de abastos.






Fray Juan de Molina y Entrena, venerable religioso de la Orden de la Merced, cuya vida escribieron el padre fray Francisco Neyla y otros escritores mercedarios, fue bautizado el 28 de octubre 1579 en Carenas (Zaragoza) y de cuyo nacimiento se celebrará el próximo mes su 439 aniversario. Vistió el hábito en Calatayud el 17 de octubre de 1596, profesando al año siguiente. Estudió Artes y Teología, adquiriendo el grado de Maestro. Fue comendador del convento de San Agustín de Calatayud, del convento de Santa Eulalia de Pamplona, y del convento de San Lázaro de Zaragoza, cuyas comunidades gobernó con gran observancia y buen ejemplo. Fue nombrado definidor de provincia y redentor por Aragón y Navarra, además de ser enviado en 1628 como visitador a Andalucía. Hizo dos redenciones, una en Túnez el año 1634 y otra en Argel en 1639, siendo ya provincial de Aragón, en las que rescató a 227 cautivos cristianos. A su regreso le nombraron de nuevo comendador de Zaragoza. Participó en la fundación del Colegio de San Pedro Nolasco de Zaragoza en 1647. Murió en 1652 en el convento de San Lázaro y en el Capítulo General celebrado en Huesca en 1682 fue considerado venerable por su vida llena de prodigios.

Imágenes de la entrega de la investigación sobre fray Juan de Molina y Entrena de 2015 a Pilar Andueza, directora de la SEHN, y a Julia Pavón de la Universidad de Navarra.



El misterioso autor del retrato de fray Juan de Molina puede quedar desvelado en la figura del pintor mercedario fray Agustín Leonardo de Argensola que fue comendador de Sangüesa de 1634 a 1637, y encontramos un cuadro de San Pedro Nolasco en la parroquia de Santiago que perteneció al convento de la Merced, coincidiendo con el padre Molina que era comendador del convento madre de Pamplona en 1636 y que desde 1637 era el Provincial. Su hermano Francisco que también era pintor estuvo en Corella por esa época. La atribución a los hermanos Leonardo Argensola queda patente por similitudes y cobra más fuerza por el carácter de Molina que no habría permitido que se pagase por un retrato propio pero pudo acceder a que lo realizase un compañero mercedario.


© Texto e imágenes de María Pilar Saura Pérez