La huella del venerable mercedario
fray Juan de Molina y Entrena (1579-1652) en Navarra en el siglo XVII
The footprint of the venerable mercedarian brother
Juan de Molina y Entrena (1579-1652) at Navarra in the XVII century
María
Pilar Saura Pérez
Doctora en Ciencias de la
Información (Universidad Complutense de Madrid)
COMUNICACIÓN REALIZADA EN EL CONGRESO ORGANIZADO POR LA SOCIEDAD DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE NAVARRA
IX CONGRESO GENERAL DE HISTORIA DE NAVARRA
“VIEJOS Y NUEVOS ESPACIOS DE FRONTERA”
Pamplona, del 12 al 14 de septiembre de 2018
Resumen
El
objetivo de esta investigación es analizar la huella dejada por el mercedario
fray Juan de Molina y Entrena en Navarra en el siglo XVII. Partiendo del
estudio de los cinco conventos mercedarios que existían en Navarra desde el
siglo XIII, y desaparecidos tras la desamortización eclesiástica de 1835,
analizamos la trayectoria del padre Molina según sus diferentes nombramientos. La
Orden de Santa María de la Merced para la
Redención de los Cautivos fue fundada por San Pedro Nolasco en 1218 y
celebra en 2018 el jubileo de su 800 aniversario. El mercedario aragonés fray
Juan de Molina y Entrena, tal como recogen los manuscritos del Archivo de la
Corona de Aragón y del padre Mendioroz, fue comendador del desaparecido
convento mercedario de Santa Eulalia de Pamplona en 1636, siento sustituido por
el navarro fray Ignacio Vidondo que relata en su obra Espejo Católico la extraordinaria muerte en 1652 del padre Molina. El
venerable Molina visitó el convento de Pamplona varias veces, tras su
nombramiento en 1637 como Provincial de Aragón, de Cataluña, de Navarra e Isla
de Cerdeña. A través de la figura del padre Molina, recordamos la historia de
la Orden Mercedaria, del convento de la Merced y sus vestigios, las redenciones
de cautivos que le llevaron a Argel y a Túnez, donde fue como Redentor por
Aragón y Navarra, donde rescató en medio de numerosos peligros a 227 cautivos,
incluyendo a dos navarros. El padre Molina atravesó fronteras físicas y
lingüísticas y también las fronteras imaginadas para rescatar al padre Marcelo
Murillo, predicador de la Orden de San Bernardo del convento de Fitero, cuyo
rescate de Túnez costó 427 escudos y cuya carta de libertad en árabe antiguo se
encontraba en el Archivo Real y General de Navarra. Fray
Juan de Molina y Entrena, cuya vida escribieron el padre fray Francisco Neyla y
otros escritores mercedarios, fue bautizado el 28 de octubre 1579 en Carenas
(Zaragoza). Vistió el hábito en Calatayud en 1596, profesando al año siguiente.
Estudió Artes y Teología, adquiriendo el grado de Maestro. Fue comendador del
convento de San Agustín de Calatayud, del convento de Santa Eulalia de
Pamplona, y del convento de San Lázaro de Zaragoza, cuyas comunidades gobernó con
gran observancia y buen ejemplo. Fue nombrado definidor de provincia y redentor
por Aragón y Navarra, además de ser enviado en 1628 como visitador a Andalucía.
Murió en 1652 en el convento de San Lázaro y en el Capítulo General celebrado
en Huesca en 1682 fue considerado venerable por su vida llena de prodigios.
Entre las conclusiones de este estudio destacamos que aunque los mercedarios
tuvieron una presencia importante en Navarra perdida tras la desamortización,
en la actualidad quedan la devoción a la Virgen de la Merced en Sangüesa y
Corella, y restos de algunos conventos y sus obras de arte, destacando un cuadro
de san Pedro Nolasco que se puede atribuir a los hermanos Leonardo de Argensola.
El paso del fray Juan de Molina por Navarra no fue muy extenso pero como
comendador, provincial, redentor y definidor dejó su huella en Navarra,
despertando la admiración de personalidades de la época.
The objective of this research is to analyze the footprint left by the
Mercedarian friar Juan de Molina and Entrena in Navarre in the seventeenth
century. Starting from the study of the five Mercedarian
convents that existed in Navarre from the XIII century which disappeared after
the ecclesiastic deasamortizations of 1835, we analyzed the trajectory of father
Molina according to his different appointments. The Order of Saint Mary Virgin
of Mercy for the Redemption of the Captives was founded by Saint Peter Nolasque
in 1218 and celebrates in 2018 the jubilee of its 800th anniversary. The
Aragonese Mercedarian friar Juan de Molina y Entrena, as recorded in the manuscripts
of the Archive of the Crown of Aragon and father Mendioroz, was commander of
the disappeared Mercedarian convent of Santa Eulalia de Pamplona in 1636, and
he was replaced by the Navarrese father Ignacio Vidondo who recounts in his
work Espejo Católico his extraordinary death in 1652 of friar Molina. Venerable
Molina visited the convent of Pamplona several times, after his appointment in
1637 as Provincial of Aragon, of Catalonia, of Navarre and of the Island of
Sardinia. Through the figure of Father Molina, we remember the history of the
Mercedarian Order, the convent of La Merced and its vestiges, the redemptions
of captives that took him to Algiers and Tunisia, where he was as Redeemer for
Aragon and Navarre, where he rescued medium of numerous dangers to 227 captives,
including two navarrese. Father Molina crossed physical and linguistic borders
and also the imagined borders to rescue friar Marcelo Murillo, preacher of the
Order of San Bernardo of the convent of Fitero, whose rescue form Tunisia cost
427 escudos and whose letter of freedom in ancient Arabic was in the Royal and
General Archive of Navarre. Friar Juan de Molina y Entrena, whose life was
written by Father Fray Francisco Neyla and other Mercedarian writers, was
baptized on October 28, 1579 in Carenas (Zaragoza). He dressed in the mercedarian
habit in Calatayud in 1596, professing the following year. He studied Arts and
Theology, acquiring the degree of Master. He was commander of the convent of
San Agustín in Calatayud, the convent of Santa Eulalia in Pamplona, and the
convent of San Lázaro in Zaragoza, whose communities he governed with great
observance and good example. He was named Definitor of Province and Redeemer by
Aragon and Navarre, besides being sent in 1628 as visitor to Andalusia. He died
in 1652 in the convent of San Lazaro and in the General Chapter held in Huesca
in 1682 he was considered venerable for his life full of wonders. Among the
conclusions of this study we highlight that although Mercedarians had an
important presence in Navarra, lost after the ecclesiastic deasamortizations,
nowadays there is devotion to the Virgin of Mercy in Sangüesa and Corella, and
remains of some convents and their works of art, highlighting a painting of
Saint Peter Nolasco that can be attributed to the brothers Leonardo de
Argensola. The passing of friar Juan de Molina through Navarre was not very
extensive but as commander, provincial, redeemer and definidor left his
footprint in Navarre, awakening the admiration of personalities of the time.
Palabras clave: Fray Juan de Molina,
mercedarios, Orden de la Merced, redención, san Pedro Nolasco
Key words:
Friar Juan de Molina, mercedarians, Order of Mercy, redemption, Saint Peter
Nolasque
La
huella del venerable mercedario fray Juan de Molina y Entrena (1579-1652) en
Navarra en el siglo XVII
1. La Orden de Santa María de la Merced.
La Orden de Santa María de la Merced para la Redención de los Cautivos fue fundada por san Pedro Nolasco en 1218 y celebró en 2018 el jubileo de su 800 aniversario. El venerable mercedario fray Juan de Molina y Entrena llegó a ser una figura destacada dentro de la Orden en el siglo XVII, donde alcanzó en 1637 el grado de provincial de Aragón, Cataluña, Navarra e Isla de Cerdeña. Para el Reino de Navarra, el paso del padre Molina en su calidad de redentor por Navarra, comendador de Pamplona o como provincial, tiene su importancia que aumenta cuando conocemos que en la peligrosa redención de cautivos que llevó a cabo en Túnez en 1634 rescató a dos navarros, siendo uno un importante monje del convento de Fitero, fray Marcelo Murillo, de la Orden de San Bernardo.
El objetivo de esta investigación es analizar la huella dejada por el mercedario fray Juan de Molina y Entrena en Navarra en el siglo XVII. Partiendo del estudio de los cinco conventos mercedarios que existían en Navarra desde el siglo XIII, y desaparecidos tras la desamortización eclesiástica de 1835, analizamos la trayectoria del padre Molina según sus diferentes nombramientos y personalidades navarras con las que estuvo en contacto.
Sobre la Orden de Santa María de la
Merced para la Redención de los Cautivos, la tradición mercedaria fija en la
noche del 1 al 2 de agosto de 1218 una intervención especial de la Virgen
María. Una experiencia mariana que iluminó la mente de Pedro Nolasco y
movió su voluntad para que convirtiera esa hermandad de redentores en Orden
Religiosa y que continuara, bajo la bendición de la Iglesia y protección del
rey de Aragón, la obra comenzada. El 10 de agosto de 1218 en la catedral de
Barcelona el obispo Berenguer de Palou, en presencia del
rey Jaime I impuso el hábito blanco a Pedro Nolasco y a otros doce
compañeros, y lo colocó a la cabeza de la nueva familia religiosa, que se
denominó de Santa María de la Merced para la Redención de los Cautivos.
2. La presencia mercedaria en Navarra y sus conventos.
El padre fray Amerio Blanco (1933, 220) estudió las encomiendas con las que contaba La Merced y sus fechas fundacionales, destacando cinco conventos en Navarra: Pamplona (1291), Sangüesa (1299), Estella y Tudela (ambos figuraban en el Capítulo General de 1317) y Corella (1647). Los conventos mencionados se vieron afectados por las desamortizaciones eclesiásticas desde 1835 y sufrieron diversos avatares antes de terminar desapareciendo. En la actualidad, y según ha confirmado el provincial de Aragón fray José Juan Galve Ardid, no hay ni frailes ni monjas mercedarias en Navarra, aunque hemos encontrado que permanecen restos de algunos conventos y vestigios religiosos y artísticos. Por ejemplo, en Sangüesa y Corella se mantiene la devoción y se saca en procesión a la Virgen de la Merced. En el museo de Arte Sacro de Corella hay retablos y esculturas mercedarias. En la sacristía de la parroquia de Santiago Sangüesa hay un cuadro de san Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced, y que puede ser atribuido bien al pintor fray Agustín Leonardo o a su hermano Francisco.
2. La presencia mercedaria en Navarra y sus conventos.
El padre fray Amerio Blanco (1933, 220) estudió las encomiendas con las que contaba La Merced y sus fechas fundacionales, destacando cinco conventos en Navarra: Pamplona (1291), Sangüesa (1299), Estella y Tudela (ambos figuraban en el Capítulo General de 1317) y Corella (1647). Los conventos mencionados se vieron afectados por las desamortizaciones eclesiásticas desde 1835 y sufrieron diversos avatares antes de terminar desapareciendo. En la actualidad, y según ha confirmado el provincial de Aragón fray José Juan Galve Ardid, no hay ni frailes ni monjas mercedarias en Navarra, aunque hemos encontrado que permanecen restos de algunos conventos y vestigios religiosos y artísticos. Por ejemplo, en Sangüesa y Corella se mantiene la devoción y se saca en procesión a la Virgen de la Merced. En el museo de Arte Sacro de Corella hay retablos y esculturas mercedarias. En la sacristía de la parroquia de Santiago Sangüesa hay un cuadro de san Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced, y que puede ser atribuido bien al pintor fray Agustín Leonardo o a su hermano Francisco.
El padre fray Guillermo Vázquez (1932b,
225-228), historiador de la Orden de la Merced, visitó el Archivo de Navarra
para extractar documentos de interés. En esas fechas cercanas a mayo de 1932 el
archivero era don José María de Huarte y Jáuregui que era archicofrade de la
Merced que le facilitó su búsqueda. De los datos encontrados destaca el padre
Vázquez que: "En Navarra tuvo la Merced no menos de cinco casas, en
Pamplona, Sangüesa, Estella, Tudela y Corella. Las de Pamplona y Sangüesa
aparecen por primera vez en una bula confirmatoria de 1299.../...Tudela y
Estella figuran ya en las actas de 1317; Corella, en cambio, es una de las
últimas fundaciones de la Orden en España, pues data de 1648".
Este religioso mercedario destaca entre
las personalidades que dio Navarra a la Orden a: fray Pedro García de Sangüesa
a principios del siglo XIV que fue comendador de toda Navarra; fray Pedro
Baigorri que fue comendador de Sangüesa en 1388 y diez años más tarde de
Pamplona. En el siglo XV se distinguieron el maestro fray Miguel de Gaviria,
Provincial de Aragón y restaurador del convento de Pamplona y el venerable fray
Alonso de Sevilla que destacó en Sangüesa. En el siglo XVI destacaron fray
Martín de Labayen que restauró el convento de Pamplona dañado tras la toma de
la ciudad por Fernando el Católico, y los maestros fray Fortún de Esparza y fray
Jorge de Ongay, provincial. En el siglo XVIII sobresalieron en Tudela fray
Bernardo Cariñena, arzobispo de Caller, y en Estella fray Miguel de Leranoz,
general de la Orden en 1744.
Como puntualiza el padre Vázquez, aunque
los conventos de Navarra pertenecían a la provincia mercedaria de Aragón,
muchos navarros destacaron por su labor en la provincia de Castilla. entre
ellos estaba el maestro fray Cristóbal Navarro misionero y provincial de
Guatemala y después comendador de Málaga y de Madrid en 1580. Los navarros
quisieron a mediados del siglo XVIII unirse a la provincia de Castilla pero no
lo consiguieron, aunque a partir de entonces el Provincial de Aragón fue sucesivamente
de Cataluña, de Aragón y de Navarra.
El padre Vázquez decidió visitar
Sangüesa para ver lo que quedaba del convento y solo encontró los altares en la
parroquia del Salvador.
En el convento hubo escuelas que derribaron para levantar un nuevo grupo
escolar. Este hecho desanimó al mercedario, aunque pasó por Tudela, que dista
poco de Corella y que gracias a las rogativas de los mercedarios de Tudela
superaron una sequía por lo que les edificaron un convento también en Corella.
En su visita apreció que el convento de Pamplona "se cae a pedazos y los
seminaristas podrán trasladarse pronto al ensanche, donde se levanta un
edificio magnífico". El padre
Vázquez (1932a, 135-172) resumió la información localizada en 1932 sobre los
conventos de Navarra que pertenecían a la denominada Provincia de Aragón.
2.1.Convento de Pamplona
Según el padre Vázquez (1932a, 140): "La
capital de Navarra no tenía convento de la Merced todavía en 1291, pero sí en
1299 y era importante ya en 1317. Estaba fuera de las murallas y fue demolido
en 1521 por temor a que los franceses lo utilizaran como base de ataque. Fue
reedificado dentro de la ciudad y actualmente (1932) forma parte del seminario,
que parece va a ser demolido para levantar otro mejor. En 1770 tenía 46 religiosos".
En 2014 Mariano Sinués del Val analizó
la historia del Convento de la
Merced de Pamplona que fue también desamortizado en 1836, y derribado en
1945. Sucedió en el tiempo al medieval convento de Santa Eulalia o Santa Olalla
de los Mercedarios Calzados que fue fundado en 1232 en una casa donada por el
rey Sancho VII el Fuerte en el llamado campo del Arenal, frente a la iglesia de
San Lorenzo, fuera de los muros de la ciudad. Este convento, de estilo gótico,
contaba con un magnífico claustro. En 1512 se alojó en dicho convento el Duque
de Alba. En 1521 se derribaron los conventos de San Francisco y de la Merced
por estar situados cerca de los muros de la ciudad, para evitar que pudiesen
ser usados por los atacantes. Tras diversos
avatares, los mercedarios adquieren el solar de Casa de Estudios (antigua
sinagoga), ubicada en la actual calle de la Merced, en la antigua judería. Hoy
en día corresponde al espacio ocupado por el Retiro Sacerdotal del Buen
Pastor y la vecina plaza de Santa
María la Real.
El edificio construido
contaba con una iglesia gótico-renacentista de una nave con capillas laterales
y un claustro de dos plantas. Durante siglos fue unos de los centros religiosos
de la ciudad. En 1836, la desamortización suprimió el convento, destinándose el
edificio a cuartel de infantería hasta 1903, fecha en la que se hicieron los
cuarteles en el Ensanche. Fue centro de retención de detenidos en la guerra
civil (1936-39).
El director del Archivo de Navarra, D.
Juan José Martinena Ruiz (1998, 45-49) escribió un interesante artículo sobre
el desaparecido convento de la Merced de Pamplona, centrado en el contenido de
su biblioteca, que incluía dos interesantes fotografías del Archivo Municipal
de Pamplona, una con la amplia galería del sobre claustro y otra del dramático
momento del derribo en 1946 tanto de la iglesia, como del convento de la Merced
de Pamplona. A partir de esa referencia localizamos en el Archivo Municipal de
Pamplona una colección de imágenes del fotógrafo Julio Cía que nos dan una idea
de la extraordinaria belleza del desaparecido convento de los mercedarios en
Pamplona.
A continuación figura una fotografía[2]
realizada en 1934 por Julio Cía que recoge el exterior del claustro del
convento de la Merced de Pamplona, por cuyos pasillos estuvo fray Juan de
Molina, tanto en su responsabilidad de Comendador, como en sus visitas como Provincial
de Aragón, de Cataluña, de Navarra e Isla de Cerdeña.
©Archivo Municipal de Pamplona.
Exterior del claustro convento de la Merced, 1934, Autor: Julio CIA.
En 1946 el convento y
su iglesia fueron derribados lo que debió de llenar de tristeza los corazones
de la comunidad mercedaria. Lo único que se salvó fue su
entrada, almacenada en depósitos municipales. Fue reconstruida en 2005 como
acceso en la fachada de la Escuela Oficial de Idiomas, que fue con anterioridad
residencia de la Compañía de Jesús, cuartel y desde 1984 Escuela de Idiomas.
2.2. Convento de Sangüesa
Sobre este convento destaca el padre
Vázquez (1932a, 140): "En esta villa de Navarra se menciona por primera
vez la casa e iglesia de Sta. Eulalia en la bula de 1299. La mejoró mucho en el
siglo XV el venerable fray Alonso de Sevilla, que fue su comendador cincuenta
años casi seguidos. Por 1511 se trasladaron a otra iglesia cerca de la
parroquia del Salvador. En 1770 tenía trece religiosos. En el solar del
convento se han levantado unas escuelas (1932)".
La noche del 24 de septiembre de 1787,
día de Nuestra Señora de la Merced, se produjo un desbordamiento del río Aragón
que produjo una terrible destrucción en Sangüesa donde perecieron cerca de 600
personas. Fue un hecho muy dramático (Beunzá, 1789, 12-13; 36-37, 70) porque de
las 465 casas con que contaba Sangüesa solo quedaron 39 en pie. En la historia
se señala: "Fácil es imaginar las escenas de aquella noche verdaderamente
dantesca, en medio de una impresionante tormenta de truenos y relámpagos, y
entre el fragor de las aguas y de los edificios que se derrumbaban.
Completamente sorprendidos los vecinos, muchos no pudieron escapar y perecieron
cerca de 600, quedando bastantes gravemente heridos".
En el relato hay una referencia a los
mercedarios: "Puestos en la Plaza de San Salvador contaré a Ud. la
tragedia tan lamentable que allí se representó. Los Padres Mercedarios, cuyo
Convento sabe Ud. tiene vistas a ella.../...pero la escena más dolorosa para
los Padres era ver, a la luz de los relámpagos, un testimonio y muestras de la
desolación de los demás del Pueblo, en los difuntos, y aún personas vivas que
iban llegando allí arrebatados por el aguas, y sentían sus ayes y
clamores".
En el romance de la inundación de 1787,
realizado por un testigo presencial, y cantado en los pueblos de la zona figura
lo siguiente:
"Otros que en sus mismas camas
que en el agua iban flotando
pedían a voz en grito
el perdón de sus pecados.
y todos los religiosos
especial los mercedarios
echaban la absolución
a estos seres desgraciados"
En abril de 2018 pudimos localizar en la
sacristía de la Parroquia de Santiago de Sangüesa dos obras[3]
provenientes del desaparecido convento de la Merced de Sangüesa. Se trata de
una escultura de la Virgen de la Merced, a la que sacan a la iglesia el día de
su fiesta y le cantan una salve, y un cuadro de san Pedro Nolasco sin firmar.
La riqueza arquitectónica (Fundación Lebrel Blanco) y las obras de carácter
religioso de Sangüesa son muy amplias.
2.3. Convento de Estella
En la ciudad de Navarra de Estella[4]
como señala el padre Vázquez (1932a, 138): "No había convento en 1299,
pero sí en 1317, aunque dependiente de Pamplona todavía. En 1770 tenía 27
religiosos".
Según
Javier Hermoso de Mendoza (2013):
Finalizada la 3ª
Guerra Carlista en 1876, para evitar nuevos alzamientos y sosegar a la
población, se estableció en Estella una guarnición militar en el Cuartel de
Infantería Marqués de Estella, localizado en el antiguo convento de La Merced,
situado fuera del casco urbano, en la carretera de Pamplona. El edificio,
propiedad de Rosa Martínez de Andueza, y alquilado por el Ayuntamiento, estaba
en malas condiciones, y las reparaciones, junto con el arrendamiento, costaban
unas 1.900 pesetas al año. El cuartel estaba en el antiguo monasterio
mercedario de Santa María de Salas de Estella fundado en 1268. Al dejarlo los
militares se convirtió en el matadero municipal, siendo en la actualidad un
solar y lo único que se conserva del edificio son la puerta y la arquería en la
fachada contigua al antiguo Ayuntamiento de la plaza de San Martín.
2.4. Convento de Tudela
La ciudad episcopal de Tudela estaba
unida al obispado de Tarazona y según el padre Vázquez (1932a, 141): "También
nuestro convento, existente ya en 1317, dependía del comendador de Tarazona.
Después se desarrolló y en 1504 mejoró de sitio trasladándose a la iglesia de
San Nicasio cedida por el cabildo. tenía 24 frailes en 1770. Fue hijo suyo el
Ilmo. fray Bernando Cariñena e Ipenza, procurador general de la Orden y
arzobispo de Caller, donde murió santamente en 1722".
La existencia del convento de la Merced en Tudela (García et al., 1980, 357) está comprobada documentalmente desde el siglo XIV, aunque hay autores que señalan que pudo estar fundado desde el siglo XIII. En un principio estuvo establecido junto al Ebro, trasladándose en 1598 al centro de la ciudad, al lugar que ocupa hoy el Mercado de Abastos. En 1840 fue cuando el edificio del convento fue reconvertido en Mercado Público, actual Mercado de Abastos. Se derribó casi todo el convento, a excepción del claustro que sirvió para pórtico del mercado.
La existencia del convento de la Merced en Tudela (García et al., 1980, 357) está comprobada documentalmente desde el siglo XIV, aunque hay autores que señalan que pudo estar fundado desde el siglo XIII. En un principio estuvo establecido junto al Ebro, trasladándose en 1598 al centro de la ciudad, al lugar que ocupa hoy el Mercado de Abastos. En 1840 fue cuando el edificio del convento fue reconvertido en Mercado Público, actual Mercado de Abastos. Se derribó casi todo el convento, a excepción del claustro que sirvió para pórtico del mercado.
2.5. Convento de Corella
La ciudad navarra de Corella padeció según
el padre Vázquez (1932a, 137) una terrible sequía en 1647: "Para implorar
del cielo lluvia fueron en procesión los mercedarios de Tudela y el Señor oyó
sus oraciones. El pueblo agradecido quiso que fundaran allí, como se hizo, y el
largo expediente, muy honroso para la Orden, se conserva en el archivo
generalicio de Roma. Tenía 18 frailes en 1770. La iglesia continúa abierta al
culto (1932)".
En Corella hay dos parroquias. La parroquia de San Miguel es la más
antigua de las dos de Corella y el aspecto que en la actualidad presenta la
iglesia se le confirió en el Barroco. La parroquia de San Miguel celebra la festividad de la Virgen de la
Merced y los vecinos acompañan a la copatrona de Corella (Tierno, 2017) en su
procesión por distintos rincones de la ciudad. Preside la plaza de los Fueros la parroquia de Nuestra
Señora del Rosario cuya fábrica se remonta a 1657, monumental edificio barroco
en ladrillo, que asienta sobre el solar de una iglesia del siglo XVI, de la que
únicamente queda la capilla bautismal.
En la ciudad de Corella hasta la desamortización del siglo
XIX, había cuatro conventos: de carmelitas descalzos (1595), mercedarios
calzados (1648), religiosas benedictinas recoletas (1659) y carmelitas
descalzas (1722). El convento de la Encarnación, hoy convertido en museo de
Arte Sacro, se fundó en 1659 para monjas benedictinas. La iglesia que todavía
se conserva es de estilo barroco y cuenta con varios retablos, como el de La
Virgen Dolorosa y el de Santa María de Cervelló[5],
cuya procedencia es del desaparecido convento de la Merced. En el museo hay un
relieve de la Virgen de la Merced con San Pedro Nolasco y ángeles vestidos de
mercedarios de madera policromada y dorada de 1700, procedente de la
desaparecida iglesia de la Merced. Con la misma procedencia también hay un San
Pedro Nolasco de madera policromada del s. XVIII y un Ecce-Homo de madera policromada de la primera mitad del siglo
XVII.
El convento mercedario
fundado en 1648, perteneció en un principio a los mercedarios y en el siglo XX
a la rama femenina de la misma Orden. En la historia de Corella consta que ante
la sequía persistente imploraron a la Virgen de la Merced y los mercedarios de
Tudela que realizaron una procesión y empezó a llover. Después les pidieron que
fundaran un convento con iglesia en Corella. La construcción de la iglesia
comenzó en 1659 y fue concebida según el típico modelo de templo conventual
barroco del siglo XVII y presentaba planta de cruz latina, con los muros
exteriores de ladrillo y una hornacina en el frontón con una escultura en
piedra de Nuestra Señora de la Merced. Fue demolida en 1978 tras el abandono y
la caída de una de sus torres y sus adornos fueron repartidos entre las
parroquias y el Museo de Arte Sacro. Isidro Sesma (2011) incluye en su blog una imagen de la desaparecida
iglesia de la Merced.
2.6. El destino de los conventos mercedarios tras la desamortización
El catedrático de Historia Contemporánea de la
Universidad Autónoma de Madrid Javier
María Donézar Díez de Ulzurrun (1991) realizó
numerosas investigaciones sobre el efecto de la desamortización en Navarra y el
destino de sus edificios-conventos. Este investigador inventarió 45 conventos
de frailes y 22 de monjas. En el listado (Donézar, 1991, 221) del 7 de junio de
1847 publicado en el Boletín Oficial de Pamplona figuraban entre los conventos
que habían sido suprimidos con posterioridad al 8 de octubre de 1835 los
mercedarios de Corella, Estella y Sangüesa. Madoz en su Diccionario contabilizó
29 conventos suprimidos en la diócesis de Pamplona, 6 en la de Tudela y uno en
la de Tarazona, no quedando en 1847 ninguno existente. Entre estos debían estar
los mercedarios de Pamplona y de Tudela.
Como
destaca Donézar (1991, 179-191) en ocasiones los esfuerzos de los comisionados
para encontrar lo que estaba oculto fueron enormes. Así, tras arduas
investigaciones, a los Mercedarios de Pamplona se les encontraron efectos en la
Basílica de S. Fermín de Aldapa y habitación del Vicario de la misma (17 de
abril de 1841): "En un hueco que existe bajo una escalera, y que se conoce
haber estado tapiado aparecieron una porción de papeles pertenecientes al
mencionado convento, y en la sacristía e iglesia, otros efectos, muchos libros
de archivo con escrituras censales, libros de recibo y gasto, libros del trigo
y 17 libros de coro. Se hallaron también enseres de estos frailes en la
sacristía de la iglesia de San Nicolás". A finales de 1840, por decreto se
mandó que en el término de 60 días los ayuntamientos reclamaran para sí los
edificios que considerasen podían ser aplicados a establecimientos de utilidad
pública, y ya un año antes había publicado el Boletín de Pamplona el desmonte
del edificio de Mercedarios de Tudela para la construcción, en su lugar, del
Mercado público. En 1841 fue tasado el convento de la Merced de Pamplona en
932.640 reales, con una renta de 10.500 y el Seminario y el edificio de los
Mercedarios fueron concedidos para cuarteles de la guarnición. Los conventos de
Corella y Tudela fueron destinados a escuelas. Entre los edificios que quedaban
en la Administración no utilizados en ese momento y todavía no subastados,
según el Boletín de Pamplona de 23 de noviembre de 1849 estaba el convento
mercedario de Sangüesa.
2.7. Los
procesos judiciales relacionados con los conventos mercedarios de Navarra y sus
privilegios reales
En el
Archivo General de Navarra hay 235 procesos judiciales de los tribunales reales
relacionados con los cinco antiguos conventos mercedarios de Navarra[6].
En algunos procesos se incluyen los Privilegios Reales de Nuestra Señora de la
Merced del Reino de Navarra. En relación al convento Santa Eulalia de Pamplona
encontramos 120 documentos (de 1600 a 1683). Relacionados con el convento de la
Merced de Sangüesa figuran 24 procesos (de 1550 a 1638). En el caso del
convento de Estella figuran 64 procesos (periodo de 1589 a 1680) y mencionan
los nombres de algunos comendadores como José de Córdoba[7]
que era comendador en 1664. En el caso del convento de Tudela constan 24
procesos (de 1554 a 1689) y en el de Corella figuran 3 documentos (1648-1663)
relacionados con pleitos con otras órdenes por el derecho de fundar el
convento.
Destaca
la inclusión en varios procesos como el de Sangüesa[8] de
1638 de un cuadernillo impreso por Martín Labáyen[9] en
1633 de los "Privilegios Reales de la Orden de Nuestra Señora de la Merced
Redempcion de Captivos Christianos deste Reyno de Navarra", que incluyen
los escudos Real[10]
y de la Orden, del que se pueden extraer algunas notas destacadas. Es el
procurador general de los mercedarios fray Martín de Vertiz el que pide al
principio del documento la impresión de los Privilegios en Pamplona el 1 de
julio de 1612 por la siguiente razón:
Los Comendadores, Frayles, y Conventos de nuestra
Señora de la Merced, Redempcion de Cautivos Christianos deste Reyno de Navarra:
dizen, que en diversos pleytos que han tenido han ydo presentando los
Privilegios que tienen dados por los predecesores de V. M. y otros se les han
perdido, y los que han venido a quedarles, con la antiguedad del tiempo estan
tan rotos, y gastados, y obscuros, que no se pueden leer, y desto les viene muy
gran daño, y para la conservación de su drecho, y repartir por los dichos Conventos,
tienen necesidad de muchos traslados, y estos no se pueden sacar de mano por
ser tantos sin mucha dificultad. Suplican a S. M. mande ver los dichos
Privilegios, y darles licencia para que se impriman, y que qualquiera Escrivano
Real los ponga hazientes fe, de suerte que se le de tanto credito y fe, como al
propio original, y pide justicia.
Por
tanto, se imprimen diversos privilegios, tanto del siglo XVI como del XVII, relacionados
por ejemplo con su derecho a recaudar fondos para la redención de cautivos
cristianos, frente a los Trinitarios Descalzos de Puente la Reina, con los que
tuvieron numerosos procesos. También sentencias contra el prior de la Cofradía
del Santísimo Sacramento de Tafalla porque los mercedarios tenían prioridad
para pedir limosnas antes que dichos cofrades, como ocurre también en otras
sentencias mencionadas, y sentencias contra el Condestable de Navarra sobre
bienes mostrencos o vacantes sin dueño conocido y otras excusando del cargo de
jurado o vinculero a los bacineros que pedían limosna para la Merced.
Fray Juan de Molina fue como veremos comendador del
convento de Pamplona desde 1636 al 29 mayo 1637 cuando pasa a ser nombrado
provincial (1637 a 1640). En este periodo encontramos un proceso judicial[11]
referido al "Fiscal contra Juan
Antonio Vidaurre, alguacil de la Real Corte, sobre complicidad en la fuga del
padre Ambrox, religioso del convento de la Merced en Pamplona (mercedarios),
cuando lo tenía preso el prelado en su celda". Aunque las fechas del
proceso coinciden con el mandato del padre Molina en Pamplona, hemos podido
comprobar que no figura mencionado su nombre sino tan solo el cargo.
3. El venerable fray Juan de Molina y Entrena y su relación con Navarra.
El cronista de la Orden de la Merced fray José Garí y Siumell (1875, 187-188) resume así
la vida del venerable fray Juan de Molina:
"Este venerable religioso, cuya vida y prodigios escribió el P. Neyla y otros escritores nuestros, nació y fue bautizado el día 28 de octubre 1579 en la villa de Carenas en Aragón. En su infancia hizo presagiar la eminente virtud que practicó toda su vida, siendo amado de todos por su docilidad, pureza de costumbres y afición al retiro de su casa. Con tan buenas disposiciones vistió el hábito en Calatayud a los 17 de octubre de 1596. Estudió Artes y Teología, enseñando después estas facultades y adquiriendo los grados de justicia y maestro. Fue comendador de Calatayud, de Pamplona y de Zaragoza, cuyas comunidades gobernó con grande observancia, prudencia y buen ejemplo. Hizo dos redenciones, una en Túnez el año 1633, y otra en Argel en 1639 siendo provincial de Aragón, en las que rescató 227 cautivos; a su regreso le nombraron otra vez comendador de Zaragoza. Toda su vida fue humilde, apacible, compasivo, retirado, estudioso, obediente, pobre, casto, y de una extraordinaria mortificación y penitencia, captándose por estas virtudes y su saber el respeto y la estimación de todos. Predijo la hora de su muerte dichosa que acaeció el día 20 de diciembre de 1652, quedando su cuerpo hermosísimo y flexible; viéndose al momento de su tránsito luces como estrellas sobre su celda, que subían y bajaban. En la vida de este venerable se refieren cosas maravillosas y notables prodigios.La principal hagiografía sobre el
venerable fray Juan de Molina y Entrena es, sin lugar a dudas, la escrita por
fray Francisco Neyla (1698) que tomó el hábito en el convento de San Lázaro en
1648 de la mano del entonces comendador fray Juan de Molina. Su manuscrito, por
el momento desaparecido, sobre Los hijos
del Real Convento de San Lázaro, fue resumido por Fr. Antonio Bernal del
Corral para su publicación en 1698. El padre Molina, cuyo retrato localizado en
la ermita de Santa Ana de Carenas figura a continuación, fue el mercedario más
destacado del convento de San Lázaro de Zaragoza debido a diversos hechos
prodigiosos".
Retrato de fray Juan de Molina
situado
en la ermita de Santa Ana de
Carenas (Zaragoza)
También, el cronista de su época, el
mercedario fray Gabriel Téllez (1639, 570-579) -el prestigioso autor Tirso de
Molina- justo cuando estaba terminando en 1639 su Historia
General de la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes, recibió el
informe de la segunda redención del padre Molina en Argel. En esos momentos
Tirso de Molina muestra una gran admiración por la figura del provincial fray
Juan de Molina y comenta, con un toque literario, los peligros que vivió,
destacando su carácter humilde.
La investigación realizada (Saura, 2015)
durante más de tres años sobre la vida de fray Juan de Molina permitió conocer
su paso por diferentes encomiendas y conventos, en su mayoría desaparecidos
como el de Pamplona. Fray Juan de Molina se relacionó con personas muy
relevantes del momento como el papa Urbano VIII, el rey Felipe IV y su
confesor, arzobispos, arcedianos, diferentes cargos de su Orden de la Merced,
personas de la nobleza, y también del pueblo llano. También, realizó dos
redenciones de cautivos cristianos en Túnez y Argel, cuyas travesías por el
Mediterráneo, en un siglo XVII plagado de piratería, eran complicadas, y cuyo
relato parece casi una novela de aventuras.
En el Monasterio del Puig (Valencia) hay
un libro del padre Amerio S. Blanco (1925, 215), postulador general de la Orden
mercedaria en Roma, titulado Menologium,
donde figura fray Juan de Molina como Beato a efectos de la Encomienda de
Zaragoza, junto a otros denominados venerables, pero se trata de un
reconocimiento dentro de la Orden y de su convento, puesto que su causa todavía
no se ha llevado al Vaticano.
3.1.
Los patronos navarros del convento de San Lázaro de Zaragoza
Fray Francisco Neyla describió las
capillas del convento de San Lázaro, cuya figura más destacada fue fray Juan de
Molina. Neyla describe en la Capilla Mayor un magnífico retablo presidido por
una imagen de Nuestra Señora de la Merced. La mesa del altar, de jaspe negro,
contenía un sepulcro con una urna de cristal donde estaba el Santo Cristo de
Fuenterrabía. Según la historia del Santo Cristo en 1638 el ejército invasor de
Francia puso sitio a Fuenterrabía, donde se profanaron muchas imágenes. El rey
Felipe IV ordenó socorrer la plaza y entre los caballeros que consiguieron
derrotar al enemigo se encontraba el navarro don Pablo Francés de Urritigoyti,
que rescató la imagen de un Santo Cristo con los brazos y la cabeza cortados
que mandó restaurar. La historia detallada del Santo Crucifijo de Fuenterrabía
la recoge Roque Faci (1739, 46-47). Don Pablo junto con sus hermanos acordaron labrar
la Capilla Mayor del convento de San Lázaro, su crucero y bóveda, y se
convirtieron en patrones del convento.
El principal patrón de la iglesia de San
Lázaro, don Pablo Francés de Urrutigoyti, ostentó la baronía de las Pardiñas de
Montevilla, un título nobiliario creado por Felipe IV en 1643, que fue rehabilitado
por Alfonso XIII en 1923, a favor de Jaime de Orbe y Vives de Cañamás. El
título fue heredado en 1943 por Ignacio María de Orbe y Tuero, y en 1994 por la
actual baronesa, Asunción de Orbe y Sivatte, residente en Navarra.
3.2. Fray Juan de Molina nombrado
comendador de Pamplona en 1636
El padre Molina fue nombrado comendador
del convento mercedario de Santa Eulalia o Santa Olalla de Pamplona (Neyla,
1689, 430-431) cuando contaba con 57 años. A mediados del siglo XVII quedó
terminado el nuevo Convento de la Merced de Pamplona, que todavía subsistía en
1895, aunque, como señalaba Juan Iturralde y Suit (1895, 265-272): "por
desgracia, dedicado a usos bien distintos de aquellos para los que fuera
construido.../...convirtiéndolo en cuartel y estableciendo en su iglesia santa
un almacén de pertrechos ó efectos militares". Este autor se pregunta
dónde fueron a parar diversas imágenes y objetos religiosos cuando el convento
pasó a ser un cuartel.
Gracias al trabajo del padre Fructuoso
de Mendioroz (1807, 73) conocemos que en el año de 1636, fray Juan de Molina
era comendador del Convento de Santa Eulalia de Pamplona, y que le visitó el
prior de Barcelona, fray Miguel Cors, que mandó que se cobrase el trigo de la Redención.
En los años 1634 y 1635 figura fray Pedro Antonio de Berobia como comendador de
Pamplona. Tenemos confirmación de la tarea como Provincial de Aragón del padre Molina del que figuran sus visitas
al convento de Pamplona en 1637 y 1639. El 18 de noviembre de 1637 el Comendador era fray Ignacio Bidondo (lo
correcto sería Vidondo) y el Provincial
Fr. Juan Molina que "mandó que se nombre Prior". El 31 de octubre de
1639, ocupan los mismos cargos los padres Vidondo y Molina, y en esta ocasión "no hay mandato especial" por
parte del provincial Molina. Fray Ignacio Vidondo es el que realiza, como
veremos, un informe más detallado sobre las circunstancias de la muerte del
padre Molina, al que como podemos apreciar conocía por diversos encuentros y
cargos ocupados. En 1641 figura como comendador de Pamplona fray Gabriel
Balanza.
3.3. Nombramiento como Provincial de
fray Juan de Molina en el Capítulo de 1637
En el Capítulo Provincial[12] celebrado
en Barbastro del 29 de mayo al 1 de junio de 1637, figura como Maestro General
fr. Dalmacio Sierra y el P. Maestro fr.
Joan Molina Comendador de Pamplona. En dicho Capítulo el padre Molina será
elegido Provincial de Aragón, de Cataluña, de Navarra e Isla de Cerdeña. En las
votaciones del sábado 30 de mayo de 1637 se indica: "Luego el día
siguiente sábado se volvieron a juntar todos los sobredichos .../... su Rmo.
volvió a proponer la dicha elección de Provincial .../... se hallaron quarenta
sedulas, que corresponden a los quarenta vocales, de las quales treinta y nueve
dezian el P. Mº fr. Joan Molina y otra el Mº Antonio Garuz, con que quedó
canonicamente electo por Provincial desta Provincia el P. Mº fr. Joan Molina".
Al cierre del Capítulo el uno de junio de 1637, firma[13] junto
al Maestro General fr. Dalmacio Sierra, fr. Juan Molina como Provincial. También firma[14] Fr. Joannes Molina en documentos en
latín en un juicio por grave culpa contra el lego Pedro Nolasco de Pamplona
(agosto 1637).
En el Capítulo Provincial celebrado en
Barcelona desde el 22 de junio de 1640, junto al Maestro General fr. Dalmacio
Sierra figura[15]
el "Venerable P. Mº fray Joan Molina Provincial". Eran comendadores:
de Zaragoza Fr. Domingo Estevan, de Calatayud Fr. Joan Antillón y de Pamplona
Fr. Ignacio Vidondo. Resultó elegido Maestro General el padre maestro Fray
Miguel Cors.
El jesuita Pérez Goyena (1935, 163-265) consideró que fray Ignacio Vidondo, de Oronz en el Valle de Salazar, era el más fecundo de los escritores mercedarios navarros y destaca sus diferentes obras, además de la redención de cautivos cristianos en la que participó en Argel en 1654, donde corrió peligro su vida.
El jesuita Pérez Goyena (1935, 163-265) consideró que fray Ignacio Vidondo, de Oronz en el Valle de Salazar, era el más fecundo de los escritores mercedarios navarros y destaca sus diferentes obras, además de la redención de cautivos cristianos en la que participó en Argel en 1654, donde corrió peligro su vida.
3.4. Fray Juan de Molina elegido
Definidor de Provincia en 1628 y Redentor por Aragón y Navarra.
En el Capítulo Provincial[16].
celebrado en El Olivar del viernes 30 de junio al 3 de julio de 1628, que
preside Fr. Juan Cebrián como Maestro General, asiste como Comendador de Zaragoza el P. Presentado fr. Juan Molina. En las
votaciones[17]
el padre Molina obtiene 39 votos y resulta nombrado Definidor de Provincia. También resultó nombrado[18] "Redentor por la Provincia de Aragón y
Navarra el "P. Presentado fr. Juan Molina difinidor, y Por Redentor del
Principado de Cataluña Al P. fr. Gaspar Castellón".
3.5.
Las redenciones de fray Juan de Molina de cautivos cristianos navarros
En los tiempos de juventud de San Pedro
Nolasco (Alsina, 2014, 40) era frecuente que los musulmanes saquearan las
costas españolas y se llevaran a numerosos cristianos, como esclavos, a África.
Pedro Nolasco era comerciante y decidió dedicar su fortuna a la liberación del
mayor número posible de esclavos. El cuarto voto de los mercedarios, consistía
en la redención[19]
de cautivos.
Toda esta gestión suponía muchos meses
de trabajo a los redentores y en promedio (Mora, 2010, 35) una redención duraba
un año. En el caso del padre Molina veremos que la redención de Túnez de 1633-1634
dura un año, desde que parte de España hasta que llega a Roma, aunque contando
el tiempo anterior de preparación y la posterior vuelta Zaragoza, se pudo
alargar más. La segunda redención del padre Molina en Argel en 1639 duró tan
solo un mes. El periodo de 1610 a 1640, donde se enmarcan las dos redenciones del padre
Molina, fue el de mayor peligro para los pueblos y aldeas de la costa española (Martínez,
2004, 33).
En la Provincia de Aragón se llevaron a
cabo unas 60 redenciones, de las que dos fueron encabezadas por fray Juan de
Molina. Sus dos redenciones fueron recogidas por el maestro fray Marcos Salmerón
(1646, 464-476).
Respecto a la redención de fray Juan de
Molina en Túnez de 1634 en el Archivo de la Corona de Aragón está el detalle de
las cuentas[20],
especificando al detalle todas las partidas, cuyo recibo es de 10.808 escudos y
7 sueldos. Del gasto destaca en primer lugar el rescate del padre
fray Marcelo Murillo, que tenía 40 años, del convento de Fitero del Orden de
San Bernardo en el Reino de Navarra, por el que gastó 400 escudos, más 16
sueldos por la carta de libertad, los derechos del guardián Baxí y otros oficiales del Baño fueron
11 escudos y 12 sueldos, los derechos al Duán fueron 10 escudos y 17 sueldos, y
los derechos del Baxá 5 escudos y 18
sueldos. La libertad del padre Murillo costó en total 427 escudos y 23 sueldos,
siendo el rescatado que costó más dinero.
El
documento original en árabe antiguo[21] figura como: "Carta
de libertad del P. fr. Marzelo de Murillo monje Cirterciense de Navarra. Pagada
del Duan", cuya emisión costó a los redentores 16 sueldos, y que se
encontraba en el Archivo Real y General de Navarra ( AGN, Clero, Fitero, n. 403, f. 336. "Carta de libertad del P. fr. Marzelo de Murillo monje Cirterciense de Navarra. Pagada del Duan", 1634) tras haberla buscado en
diversos archivos y bibliotecas.
En la traducción
del texto colaboró en 2015 el Dr. Maqsud, profesor del Área de Estudios Árabes e Islámicos, Facultad de Filología,
Universidad de Sevilla (Sevilla):
Alabado sea Dios. No hay
fuerza, ni poder, sino los de Dios. […………….], que cobró de su esclavo el
cristiano, mayor de edad, con barba abundante, y que entre los ojos tiene una
cicatriz causada por una herida, al que le falta incisivo izquierdo. Su nombre es Fray Marcelo
Murillo, [……], de origen español, quinientos reales (grandes), cobro completo,
la cantidad del dinero mencionado por la libertad de su cuello, y así por ello,
salió libre como los libres cristianos. Como uno más de sus semejantes con sus
derechos y obligaciones y de esa forma ha quedado exento de cualquier cargo o
sospecha definitivamente. Y se presentó el mencionado cristiano y confesó a su
vendedor [……], que, la cantidad del dinero mencionado, se cobró por parte del
mencionado cobrador del cristiano Fray Juan Molina, en Dirhams [….], que trajo del país (España?), […….], sobre […………….], en
[…….], a principios del mes de Muharram, […….], año 1..., […….],[…….].
En Archivo de la Corona
de Aragón[22]
figuran los nombres de 98 de los 113 cautivos rescatados en Túnez en 1634. Además
del padre Murillo, fray Juan de Molina rescató al navarro Miquel García de
Villafranca de 40 años, por el que pagó 141 escudos.
3.6. Algunos testimonios de navarros
sobre los prodigios y la muerte de fray Juan de Molina.
Un testigo (Neyla, 1698, 454) excepcional
fue el navarro D. Miguel Antonio de Urrutigoyti, arcediano de Zaragoza, que: "yendo
a visitarle, y entrando por su celda sintió tiernos coloquios, detúvose con
pasmo, y discurriendo quien le podía hablar, entró y halló era el Niño Jesús
quien respondía a los afectos de su Siervo. Esto testificó muchas veces dicho
Arcediano confirmando el crédito de la santidad del maestro Molina".
El navarro fray Ignacio Vidondo (1658,
394 y 472) al sustituir a fray Juan de Molina como comendador en San Lázaro,
conocía todos los detalles de los acontecimientos de su muerte. La muerte del
padre Molina se produjo por la peste de la que se contagió al atender a
personas enfermas. Como detalla el padre Vidondo:
El muy Reverendo y Venerable
Maestro Fr. Juan Molina .../... fue grande siervo de Dios, muy penitente, y
puríssimo, en la castidad, de gran espíritu, de suma abstinencia, murió el año
de 1652, dizense grandes cosas de su espíritu, y profecías.../...Y aviendo
venido yo por Comendador de esta casa por sucessor suyo, por el mes de Febrero
inmediato, me pusieron su propia cama de madera, y la manta con que murió, y la
tuve muchos meses durmiendo con ella, y por la misericordia de Dios estuve
libre del contagio.
Entre las personalidades que dieron el
pésame a los religiosos por la pérdida del padre Molina estaba el navarro Fr.
Raymundo Lumbier (Boneta, 1687, 3) que era de Sangüesa, de la religión del
Carmen, "Varón Santo, y Docto, como dicen sus escritos, y Catedrático de
Prima de la Universidad de Zaragoza, llegando a expresar su sentimiento dijo:
Ha muerto el honor, y crédito de todas las religiones".
La Orden de la Merced cuenta en la actualidad con amplia
información de cara a emprender una posible causa de santidad del venerable
Molina, pero debido a otras causas en curso solo se iniciará si se produjese un
milagro que hiciese avanzar el proceso.
4. El misterioso autor del retrato de
fray Juan de Molina
Mientras investigaba sobre el posible
autor del retrato sin firma de fray Juan de Molina y Entrena, siendo el
candidato más firme el pintor mercedario fray Agustín Leonardo, descubrí algunos
datos desconocidos en la biografía (Carretero, 2005, 151-198) de dicho pintor
coetáneo del padre Molina. Por el proceder de fray Juan de Molina que destacaba
por el cumplimiento de su voto de pobreza, rechazando bienes que no fueran
destinados al convento, era difícil que permitiese pagar por un retrato propio.
Sin embargo, si un compañero mercedario y pintor se ofreció a pintar su retrato
entonces es factible que accediera.
El padre Guillermo Vázquez (1933,
460-461) destaca la obra del pintor fray Agustín Leonardo y menciona su paso
por Andalucía, Valencia y Madrid, además de los cuadros realizados en Aragón,
en el Monasterio de El Olivar y en el convento de Santa Eulalia de Barcelona.
El pintor fray Agustín
Leonardo coincide en sus nombramientos con fray Juan de Molina en los mismos
territorios. En el Capítulo Provincial de Huesca[23]
de 1631 el padre predicador fray Agustín Leonardo fue nombrado comendador de
Montblanque (Montblanc, Tarragona). Aunque fray Agustín
Leonardo fue nombrado para el periodo 1631-1634, al inicio del siguiente
Capítulo figura que asiste como comendador de Montblanc fray Martín Vespín. Con la ayuda del investigadores de Montblanc, Josep María
Grau I Pujol y del Sr. Damiá Amorós Albareda, conservador del Museu de Poblet,
revisamos los fondos del Museu Marès de Monblanc y otras colecciones
encontrando parecido en algunos cuadros anónimos de la época de fray Agustín
Leonardo. Sin embargo, tras su revisión por la profesora Rebeca Carretero de la
Universidad de Zaragoza, no encontró semejanzas formales con sus obras
conocidas.
En
el Capítulo Provincial de Barbastro[24]
de 1634 fue cuando resulta designado comendador de Sangüesa hasta 1637. Fray Agustín Leonardo fue nombrado para el
periodo 1634-1637, sin embargo al inicio del siguiente Capítulo figura que
asiste como Definidor de Provincia. Mientras el padre presentado fray Agustín
Leonardo era nombrado comendador de Sangüesa, los siguientes mercedarios eran
nombrados comendadores de los otros conventos de Navarra: fray Juan Ángel de
Tudela, fray Antonio de Borobia de Pamplona y fray Antonio Garuz de Estella. Mientras
el pintor mercedario estaba en Sangüesa fue nombrado en 1636 comendador de
Pamplona el padre Molina, por lo que estaban a poca distancia y relacionados.
Al inicio del Capítulo figuran como
comendadores: fray Joan Molina de Pamplona, fray Joan Ángel de Tudela, fray
Diego Montull de Estella y fray Antonio Villaries de Sangüesa.
En
el Capítulo Provincial de Barbastro de 1637 fray Agustín Leonardo de Argensola
asiste en calidad de Definidor de Provincia, cuando resulta elegido el padre
Molina Provincial de Aragón, Cataluña, Navarra e Isla de Cerdeña. El 29 de mayo
de 1637 al ser nombrado Definidor de Provincia es la primera vez que consta con
el segundo apellido de Argensola. También hay que destacar que resultó elegido
Maestro General fray Dalmacio Sierra, que era el anterior Provincial. En el
Capítulo Provincial de Barcelona[25]
de junio de 1640 fray Agustín Leonardo de Argensola pide ser expuesto a
Presentado de Púlpito y queda expuesto o aceptado, siendo fray Dalmacio Sierra
el Maestro General. Resultaron elegidos comendadores de Estella fray Diego Montull, de
Sangüesa fray Sebastián Ganuza y de Tudela fray Gil Pérez de Ortuña.
Fray Agustín Leonardo fue con el Maestro
General y el Provincial Molina al convento mercedario madre de Barcelona, donde
realizó numerosas obras (Fernández, 1870, 254-264) todas desaparecidas. Entre
dichas obras realizó un retrato (Férnandez,1870, 259) en 1640 al padre Dalmacio
Sierra cuya descripción es la siguiente: "Sigue un pequeño cuadro al pié del arco de enmedio, donde se divisa y
media en letras grandes: Fr. Dalmatius Sierra, 1640". En el retrato
del padre Molina también figura con letras grandes su nombre. Pudo por tanto en
la misma época realizar el retrato del padre Provincial Molina. Respecto a la
fecha de la muerte de fray Agustín Leonardo no existe un dato preciso pero
consta (Fernández, 1870, 264) que murió después del año de 1641, porque hay
referencias a: "un registro de su patente de Presentado de Púlpito el 4 de
septiembre de 1641".
Respecto al siguiente cuadro de san
Pedro Nolasco[26]
localizado en la sacristía de la parroquia de Santiago de Sangüesa, presenta
muchas similitudes con el retrato de fray Juan de Molina y Entrena, por ejemplo
en los pliegues del hábito mercedario, el escudo, la identificación en la parte
superior o el detalle de las manos.
Cuadro de san Pedro
Nolasco, sacristía de la Parroquia Santiago de Sangüesa (Navarra)
Consultada la investigadora Rebeca Carretero Calvo de la Universidad de
Zaragoza para conocer su opinión apreció más parecido con un cuadro de san
Pedro[27]
realizado por el hermano de fray Agustín Leonardo que era también pintor y se
llamaba Francisco. Francisco Leonardo estuvo algunos años por Corella donde
también había un convento mercedario, pero no consta que estuviese en Sangüesa.
Destaca Carretero (2005, 171 y 178) que los profesores Calvo Ruata y
Criado Mainar han atribuido a Francisco Leonardo y datado hacia 1624 dos
lienzos de San Pedro y San Pablo del Hogar Doz de Tarazona –sito en las
dependencias del antiguo Colegio de la Compañía de Jesús– y ahora propiedad de
la Diputación Provincial de Zaragoza. El pintor Francisco Leonardo se casó
varias veces al fallecer sus esposas, con un nuevo matrimonio el 5 de febrero
de 1646 con la corellana Jerónima de Ribas y Sesma en la parroquia del Rosario
de Corella (Navarra). Según el investigador José Luís de Arrese (1989, 141) Francisco
Leonardo residió muchos años en la localidad de Corella en casa de sus suegros.
Lo cierto
es que ambos hermanos tenían la misma influencia del padre pintor Agustín
Leonardo "El Viejo" y compartían similitudes en su estilo. Al
pintor fray Agustín Leonardo de Argensola se le atribuyen varios cuadros de san
Pedro Nolasco fundador de la Orden de la Merced. El padre Devesa Blanco (1984,
11-20) le atribuyó a fray Agustín Leonardo un cuadro de san Pedro Nolasco[28] localizado
en el convento de la Carmelitas Descalzas de Ronda, que ocupan el antiguo
convento de la Merced. La profesora Carretero consideró que la atribución del
padre Devesa era acertada.
5. Conclusiones
Como conclusiones principales de este
estudio destacamos:
- Aunque la presencia de la Orden de la
Merced fue importante en Navarra desde el s. XII al XIX, con cinco conventos en
Pamplona, Sangüesa, Estella, Tudela y Corella, los efectos de la
desamortización de Mendizábal provocaron otros usos y finalmente su
desaparición.
- En la actualidad no hay mercedarios,
ni frailes ni monjas, en Navarra, pero quedan la devoción mercedaria a la
Virgen de la Merced en Sangüesa y Corella, y algunos vestigios mercedarios,
como restos de sus conventos y esculturas y cuadros del fundador de la Orden
san Pedro Nolasco.
- El paso del venerable fray Juan de
Molina por Navarra no fue muy extenso, pero no solo fue comendador de Pamplona
sino que tuvo que visitar y gestionar asuntos de sus diferentes conventos en su
categoría de provincial de Aragón, Cataluña, Navarra e Isla de Cerdeña, y
también como definidor.
- Su nombramiento como redentor por
Aragón y Navarra le llevó a realizar dos redenciones, donde rescató a 227
cautivos cristianos, entre los que se encontraban dos navarros, siendo de
especial importancia el padre Murillo de Fitero, que fue el más costoso de los
rescatados en su peligrosa redención de 1634 en Túnez.
- Varias personalidades de Navarra, los
hermanos Urrutigoyti, los padres Vidondo y Lumbier, conocieron de primera mano
al padre Molina y dieron a conocer sus prodigios y la forma de su muerte.
- El prestigioso pintor mercedario fray
Agustín Leonardo de Argensola, y también su hermano Francisco, coincidieron en
Navarra con el padre Molina, del que pudieron realizar su retrato, con
similares características al cuadro de san Pedro Nolasco localizado en la
parroquia de Santiago de Sangüesa, donde el pintor mercedario fue comendador.
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Redención de Cautivos Christianos. Pamplona: Gaspar Martínez.
[2] Archivo Municipal de Pamplona. Exterior del claustro convento de la Merced,
1934, Autor: Julio CIA.
[3] La medida de la Virgen de la Merced es de 145cm de alto y no
es talla, es una imagen vestida que tiene rostro y manos. El san Pedro Nolasco
mide de alto 130 cm y de ancho 85 cm, ambas medidas incluido el marco, que
tiene un grosor de 8 cm.
En la web de la
Fundación Lebrel Blanco http://www.lebrelblanco.com/anexos/atlas-Sanguesa-Sanguesa.htm
figuran numerosas imágenes de los monumentos religiosos de Sangüesa.
[4]
Obra de
interés: Goñi Gaztambide, J. (1990). Historia
Eclesiástica de Estella. Pamplona: Gobierno de Navarra, Departamento de
Educación, Cultura y Deporte.
[5] Santa María de Cervelló (Barcelona, 1230-1290) fue la
primera religiosa mercedaria.
[6] El análisis en profundidad de
dichos procesos abre el camino a investigaciones futuras en la materia.
[7] Archivo Real y General
de Navarra (1664). ES/NA/AGN/F017/104327. Estella contra José de Córdoba. Tribunales Reales 1664. Consejo
Real de Navarra. Fechas:1664.02.11 -
1664.02.19. Folios 14.
[8] Archivo Real y General de
Navarra (1638). ES/NA/AGN/F146/298714. Convento
de la merced de Sangüesa y Miguel Calvo y Monreal contra diputados de los
valles de Urraul Alto y Urraul Bajo. Cuadernillo impreso de los privilegios de
la Orden de Nuestra Señora de la Merced. Corte Mayor de Navarra. Fechas: 1638-01-27 -
1638.03.12. Folios impresos 54 de 73.
[9] Fray Martín Labáyen era entonces
comendador perpetuo del Monasterio mercedario de Santa Eulalia de Pamplona.
[10] Los mercedarios de dirigen al
rey Felipe IV para conseguir la impresión y apoyo a sus Privilegios, pero las
referencias de los Privilegios abarcan también las épocas de los reyes
anteriores Carlos I (1500-1558), Felipe II (1527-1598) y Felipe III (1578-1621).
[11] Archivo Real y
General de Navarra (1636). ES/NA/AGN/F146/202183. El Fiscal contra Juan Antonio Vidaurre, Procesos
judiciales, Corte Mayor de Navarra, 1636.04.07-1636.08.19. Folios 23. Desde estas líneas
agradecemos a D. Félix Segura Urra, Jefe de Sección del AGN, su colaboración
para tratar de localizar referencias más precisas del paso de fray Juan de
Molina por Navarra y en especial por Pamplona. En la mayoría de procesos se
refieren al Comendador y frailes de determinado convento mercedario pero sin
especificar los nombres.
[12]
A.C.A., Órdenes Religiosas y Militares, Monacales-Hacienda, Volumen 2659, pp.
231v. y 232v.
[13] A.C.A., Órdenes Religiosas y Militares, Monacales-Hacienda, Volumen
2659, manuscrito Capítulo Provincial convento de Barbastro del 29 de mayo al 1
de junio de 1637, p. 236v.
[14] Ibídem, p. 243v.
[15] Ibídem, p. 248v.
[16] A.C.A., Órdenes
Religiosas y Militares, Monacales-Hacienda, Volumen 2659, p. 194.
[17] Ibídem, p. 196.
[18] Ibídem, p. 200.
[19] En la materia del significado de
la redención de cautivos se puede encontrar amplia información en
www.merced.org.
[20] Archivo de la
Corona de Aragón. Recibo y gasto de la redempcion de captivos de los reynos de Aragon y
Navarra hecha dicha redempcion por mí el presentado fr. Juan Molina en la
ciudad de Tunez en Berbería año 1634 (Manuscrito; ACA, Monacales-Hacienda, vol.
2704, fol. 107-119.
[21] Archivo Real y General de Navarra, AGN, Clero, Fitero,
n. 403, f. 336. "Carta de libertad
del P. fr. Marzelo de Murillo monje Cirterciense de Navarra. Pagada del Duan", 1634.
[22] ACA. Archivo de la Corona de Aragón. Memorial, y llista de la
redemptio que ha feta la provincia de Cathalunya y Arago del Orde de Nostra
Senyora de la Merce Redemptio de Catius en la ciutat de Tunes en lo present any
M.DC.XXXIIII .../... y per lo Regne de Arago lo Pare Presentat Fr. Ioan Molina. En Barcelona, en la
Estampa de Gabriel Nogues, en lo carrer de S. Domingo, Any 1634, ACA,
Monacales-Hacienda, vol. 2705, fol. 124.
[23] A.C.A., Órdenes Religiosas y Militares, Monacales-Hacienda, Volumen
2659, manuscrito Capítulo Provincial convento de Huesca del 20 al 23 de junio
de 1631, p. 205v.
[24] A.C.A., Órdenes
Religiosas y Militares, Monacales-Hacienda, Volumen 2659, manuscrito Capítulo
Provincial convento de Barbastro del 12 al 16 de mayo de 1634, pp. 216, 230v.-232,
[25] A.C.A., Órdenes
Religiosas y Militares, Monacales-Hacienda, Volumen 2659, manuscrito Capítulo
Provincial convento de Barcelona iniciado el 22 de junio de 1640, pp. 249v. y
252.
[26] Cuadro de san Pedro Nolasco, sacristía
de la Parroquia Santiago de Sangüesa (Navarra) fotografiado en abril de 2018.
[27] La imagen del cuadro de san
Pedro está incluida en la Colección DPZ (NIG
536). Foto Cacho & Jaime S. C.
[28] Mi
agradecimiento a la Hermana Jennifer que me facilitó una imagen en color del
cuadro y sus dimensiones de 125 cm de alto por 214 cm de largo.
© Texto e imágenes (salvo las facilitadas) de María Pilar Saura Pérez