El padre Molina permaneció 28 años en Calatayud (1596-1624)
los últimos cinco como comendador del desaparecido convento mercedario de San
Agustín
El venerable padre Molina, nacido en Carenas en
1579, estuvo 28 años en Calatayud, donde tomó el hábito en 1596 en el desaparecido
convento mercedario de San Agustín (que estaba situado junto a la plaza del
Fuerte), profesando al año siguiente. Tras sus estudios de Artes y Teología
alcanzó el grado de Presentado en 1615, siendo nombrado comendador del convento
de Calatayud en 1619 hasta 1624 que fue nombrado comendador de San Lázaro
(Zaragoza). También fue comendador de Pamplona, alcanzó el grado de Maestro en
Huesca y realizó dos redenciones en Túnez y Argel donde rescató a más de 227
cautivos cristianos. Murió tras realizar muchos prodigios y bajo un halo de
santidad en 1652 cuando era comendador de San Lázaro de Zaragoza.
Entre las personalidades que asistieron a la conferencia
sobre la investigación llevada a cabo por Pilar Saura durante los últimos tres
años, que despertó un gran interés, estaban: D. Tomás López párroco de San Juan
El Real organizador del acto, el padre D. Juan Manuel Melendo nacido en Carenas
que realizó la presentación, el padre mercedario Vicente Zamora de la Parroquia
de Santa María de los Sagrados Corporales de Daroca acompañado de su archivero
D. Pascual Sánchez, el alcalde de Carenas D. Manuel Casado, y D. Luis Varga
coronel jefe de la biblioteca y museo de la Academia de Logística de Calatayud.
La investigadora Pilar Saura junto al padre mercedario
Vicente Zamora durante la conferencia celebrada en el museo de la parroquia de
San Juan El Real de Calatayud.
La investigadora Pilar Saura durante la conferencia que
despertó un gran interés en Calatayud.
De derecha a izquierda: el párroco de San Juan D. Tomás López
organizador del acto, la investigadora Pilar Saura, D. Pascual Sánchez
archivero que asistió junto al mercedario padre Vicente Zamora de la parroquia
de Santa María de los Sagrados Corporales de Daroca, y el padre D. Juan Manuel
Melendo nacido en Carenas que realizó la presentación.
La investigadora Pilar Saura entrega un cuadro de Fray Juan
de Molina a D. Tomás Lópéz para la parroquia de San Juan El Real de Calatayud.
La investigadora Pilar Saura junto al padre mercedario
Vicente Zamora delante de la Virgen de la Merced que se conserva en el
Museo-Sacristía de San Juan El Real, que junto con la escultura de San Pedro
Nolasco son los únicos bienes conservados del antiguo convento mercedario de
San Agustín de Calatayud.
La
Orden de Santa María de la Merced para la
Redención de los Cautivos fue fundada en 1218 y celebrará su 800
aniversario en 2018. Una experiencia mariana iluminó la mente de san Pedro Nolasco
y movió su voluntad para que convirtiera esa hermandad de redentores en Orden
Religiosa y que continuara, bajo la bendición de la Iglesia y protección del
rey de Aragón Jaime I, la obra comenzada.
Los
padres del joven Molina, en cuanto supo leer y escribir, le enviaron a estudiar
gramática a la ciudad de Calatayud donde tomó el hábito el 17 de octubre de
1596, en el convento mercedario de San Agustín de Calatayud. Profesó un año
después, realizó estudios de Arte y Teología y
alcanzó el grado de presentado en 1615, siendo nombrado comendador del convento
en 1619 y reelegido en 1622, hasta que en 1624 es nombrado comendador de
Zaragoza.
Un grupo numeroso de mercedarios nacidos en Carenas, entre
los que destacó fray Juan de Molina, vistió el hábito o profesó en el convento
mercedario de San Agustín de Calatayud. Entre ellos figuran hasta 1692: fray
Joseph Abad, fray Sebastián, fray Francisco Higueras, fray Miguel Urrea y fray
Raimundo Abad.
Según el mercedario Fr. Francisco Neyla: "El
novicio Molina obedecía en silencio las pruebas que le ponía su Maestro y era
puntual en los actos de la Comunidad, respetando el retiro, de forma que era un
ejemplo para los demás. Consideraban rara su compostura en el coro y buscaba
muchos momentos de silencio para añadir sus propias oraciones a las de la
Comunidad, en la noche y el retiro de su celda".
En
el Capítulo General celebrado en Calatayud el 5 de junio de 1615 figura Fr.
Juan de Molina, que estaba a punto de cumplir 36 años, entre los padres "presentados del número"
en Aragón.
Al
apreciar sus talentos, decidieron que se dedicase a gobernar conventos, y en el
Capítulo de Daroca de 1619, con 40 años, es nombrado comendador del convento de
San Agustín de Calatayud. De esta etapa destaca Fr. Francisco Neyla que "gobernó de modo su encomienda, que más
parecía el Convento un remedo del Cielo, que congregación de la tierra".
El
convento de San Agustín de Catatayud transformado en el cuartel de la Merced
El
convento de San Agustín de La Merced en Calatayud es uno de los quince primeros
fundados por san Pedro Nolasco y mencionados en la bula de Inocencio IV de
1245. El convento surge por el traslado de los religiosos mercedarios que había
en Munébrega a Calatayud. En 1808, durante la guerra de la Independencia, fue
fortificado por los franceses y en el asalto del Empecinado se destruyó parte
de la iglesia, sufriendo daños su torre. Posteriormente tras la desamortización
fue cuartel de caballería, prisión militar, contó con un casino para oficiales,
albergando dependencias militares hasta los años treinta.
Según D. Manuel Micheto en las
siguientes imágenes, atribuidas a Mariano Rubio Vergara, se aprecia el convento-cuartel
abandonado y en estado de ruina alrededor de 1930-1934 y el proceso de
demolición alrededor de 1640.
Lo
que queda del convento de la Merced de Calatayud
En
el Museo de la sacristía de la iglesia de San Juan El Real de Calatayud hay “Dos grandes tallas provenientes del
convento de La Merced, ya desaparecido. Representan a la Virgen de la Merced y
S. Pedro Nolasco". La Obra Social de Caja Inmaculada (CAI) restauró la
imagen de la Virgen en 2012, mientras que a la escultura de San Pedro Nolasco
le falta la mano izquierda.
La
Torre de Anchís
En
Calatatud, además del convento de San Agustín, los mercedarios contaban con la
Torre de Anchís, algunos años posterior a la época de Molina, y que resulta de
interés porque todavía permanece el edificio con su iglesia, a pesar de su
estado de abandono. En la oración fúnebre de 1765 por el maestro general fray
Juan Cavallero, que había sido ordenado en Calatayud en 1702, se mencionaba la Torre
de Anchís. Se señala que se esforzó en dejar rentas para mantener a los religiosos.
En ese sentido indica que: "la Torre
de Anchis es otro testigo de sus ansias. Alli os dexó un gran Casa de Campo,
que pareciera bien en el Pueblo mas lucido, por la comodidad, y buen gusto en
la distribución de habitaciones para todo tiempo y con bellisimo Oratorio, que
fue su ultimo esmero, a quien dió el nombre de Basilica, y nosotros pudieramos
llamar perfecta Iglesia. Alli os dexó tan mejorada la Viña, con todas las
adherencias a Granja, con diversas fábricas, y un plantío tan copioso de varios
arboles, y zepas, y abundantes frutos de su sabiduría, y gobierno".
En
las siguientes imágenes realizadas por Luis Varga se aprecia el estado reciente
de la Torre de Anchís, situada junto a Bílbilis.
Pertenencias
relacionadas con Fray Juan de Molina en Calatayud (no localizadas)
El
Niño Jesús del padre Molina
Cuando
muere Fray Juan de Molina en Zaragoza en 1652, el arzobispo de Zaragoza, el
mercedario fray Juan Cebrián, se quedó con el Niño Jesús que el padre Molina
tenía en su celda, y con el que se produjo el hecho prodigioso de mantener
tiernos coloquios. En la historia consta (Fray Roque Faci 1739) que dicho Niño
Jesús fue devuelto al convento de San Agustín de Calatayud donde era muy
apreciado. Por otro lado, también figura en la historia de los familiares de
Cebrián, el testamento de su sobrino el conde de Fuenclara, llegando a estar en
1752 en manos del obispo de Córdoba Miguel Vicente Cebrián. Por tanto, no está
claro el paradero del Niño Jesús del padre Molina.
Fray
Roque Faci 1739, pp. 36 y 37.
Reliquia
de una Santo Crucifijo traída de Argel por el padre Molina
Una
reliquia de un Santo Crucifijo que rescató fray Juan de Molina en su redención
de Argel (1639) estaba en 1739 -según relata Roque Faci- en el convento de
Nuestra Señora de la Merced de la Ciudad de Calatayud. Según la tradición del
convento: "/...su compañero Religioso
Lego abrazado en amor de Dios, y llevado del celo de la Religión Cristiana,
predicó la verdad de Nuestra Fe Católica; los Bárbaros le condenaron luego a
ser quemado vivo, y lo arrojaron al fuego con un Santo Crucifijo que llevaba en
la mano; estando abrazándose aquella Víctima del Cielo, desenclavando Cristo
sus manos de la Santa Cruz, se salió del fuego.../"
Sobre
la investigadora
María Pilar
Saura Pérez, nacida en Quart de Poblet (Valencia) en 1962 y residente en
Madrid, casada y madre de tres hijos, es doctora en Ciencias de la Información
(Universidad Complutense de Madrid), licenciada en Periodismo (UCM), licenciada
en CC. EE. y Empresariales (Universidad Comillas).
© María Pilar Saura Pérez