SOCIEDAD DE ESTUDIOS HISTÓRICOS
DE NAVARRA
IX CONGRESO GENERAL DE
HISTORIA DE NAVARRA
“VIEJOS Y NUEVOS
ESPACIOS DE FRONTERA”
Pamplona, del 12 al 14
de septiembre de 2018
Durante el congreso celebrado en Pamplona pude presentar "La
huella del venerable mercedario fray Juan de Molina y Entrena (1579-1652) en Navarra en el siglo XVII". Una oportunidad para dar a conocer su figura y la presencia mercedaria en Navarra.
La
Orden de Santa María de la Merced para la
Redención de los Cautivos fue fundada por San Pedro Nolasco en 1218 y
celebra este año el jubileo de su 800 aniversario. El mercedario aragonés fray
Juan de Molina, tal como recogen los manuscritos del padre Mendioroz
(Biblioteca Capitular de Pamplona), fue comendador del desaparecido convento
mercedario de Santa Eulalia de Pamplona en 1636, siento sustituido por el
navarro fray Ignacio Vidondo que relata en su obra Espejo Católico (publicada en Pamplona) la extraordinaria muerte en
1652 del padre Molina. El venerable Molina estuvo por tierras navarras en diversos momentos en un periodo de 12 años, como definidor desde 1628, y también visitó el convento de Pamplona y los diversos conventos de Navarra varias
veces tras su nombramiento como Provincial de Aragón, de Cataluña, de Navarra
e Isla de Cerdeña. A través de la figura del padre Molina, recordamos la
historia de la Orden Mercedaria, de los conventos de la Merced en Navarra (Pamplona, Sangüesa, Estella, Tudela y Corella) y sus vestigios, las
redenciones de cautivos que le llevaron a Argel y a Túnez, donde fue como
Redentor por Aragón y Navarra, donde rescató en medio de numerosos peligros a
personalidades de Navarra. El padre Molina atravesó fronteras físicas y
lingüísticas para rescatar al padre Marcelo
Murillo, predicador de la Orden de San Bernardo del convento de Fitero, cuyo
rescate de Túnez costó 427 escudos y cuya carta de libertad en árabe antiguo se
encontraba en el Archivo Real y General de Navarra. Todavía permanece la devoción a la Virgen de la Merced que se celebra el 24 de septiembre en Sangüesa y en Corella, donde es copatrona del pueblo.
También -como apreciamos en las imágenes- existen restos de sus conventos en Pamplona, donde permanece la calle de la Merced y encontramos la fachada de su iglesia en la actual Escuela Oficial de Idiomas y también una escultura de san Ramón Nonato a la entrada de la Iglesia de San Nicolás que también le dedica un retablo, de Tudela, donde se aprovechó su claustro para el actual mercado de abastos.
Imágenes de la entrega de la investigación sobre fray Juan de Molina y Entrena de 2015 a Pilar Andueza, directora de la SEHN, y a Julia Pavón de la Universidad de Navarra.
El misterioso autor del retrato de fray Juan de Molina puede quedar desvelado en la figura del pintor mercedario fray Agustín Leonardo de Argensola que fue comendador de Sangüesa de 1634 a 1637, y encontramos un cuadro de San Pedro Nolasco en la parroquia de Santiago que perteneció al convento de la Merced, coincidiendo con el padre Molina que era comendador del convento madre de Pamplona en 1636 y que desde 1637 era el Provincial. Su hermano Francisco que también era pintor estuvo en Corella por esa época. La atribución a los hermanos Leonardo Argensola queda patente por similitudes y cobra más fuerza por el carácter de Molina que no habría permitido que se pagase por un retrato propio pero pudo acceder a que lo realizase un compañero mercedario.
© Texto e imágenes de María Pilar Saura Pérez