La exposición permanecerá abierta hasta el 24 de abril en la Casa del Reloj del Distrito de Arganzuela del Ayuntamiento de Madrid que junto a la Comisión Organizadora del IV Centenario del Tránsito de la Beata María Ana de Jesús, organizan este evento.
A continuación figuran algunas imágenes de los cuadros
y esculturas de la exposición y un breve video.
Información facilitada por la Archidiócesis de Madrid
Archidiócesis
de Madrid - Fray Mario Alonso, comisario de ‘Estrella y Corona de Madrid.
Huellas de una mujer’: «Con esta exposición el pueblo de Madrid quiere honrar
la memoria de su copatrona, la beata María Ana de Jesús»
El pueblo y el Ayuntamiento de Madrid rinden homenaje a su amada y aclamada copatrona, la Beata
María Ana de Jesús (1565-1624), con la exposición Estrella y Corona de
Madrid. Huellas de una mujer. Así lo explica Fray Mario Alonso, párroco de Santa María del Cervellón y comisario de la muestra,
organizada con motivo del IV centenario de su fallecimiento.
Al acto de inauguración asistieron, entre otros, la infanta Elena y la
concejala del distrito de Arganzuela, Lola Navarro.
A lo largo de este año, Madrid celebra el IV centenario del tránsito de
esta ilustre madrileña que, en palabras de Fray Mario Alonso, «nos ayudará a
mantener viva su memoria en este Madrid nuestro, a veces tan desmemoriado como
olvidadizo, y tan alejado de sus personajes ilustres, de sus raíces y de sus
esencias más puras».
María Ana Navarro Romero —nombre de nacimiento de la beata— fue una mujer
singular, independiente y, en muchos aspectos, adelantada a su tiempo. Laica de
origen, ingresó en la Orden de la Merced, de carácter militar y dedicada desde
sus inicios en la Edad Media a la redención de cautivos. Lo hizo como
terciaria, es decir, como laica vinculada a la espiritualidad mercedaria.
Tras el Concilio de Trento, la Orden de la Merced vivió una profunda
reforma que dio lugar a la rama descalza o recoleta. Es precisamente en este
contexto donde la figura de María Ana de Jesús cobra relevancia y protagonismo.
Junto al Venerable Fray Juan Bautista del Santísimo Sacramento, fue uno de los
pilares fundamentales de la descalcez mercedaria. María Ana se formó en el
convento de los Remedios de Madrid, situado en la actual Plaza de Tirso de
Molina. Allí bebió de las fuentes de la espiritualidad redentora mercedaria y fue
dirigida espiritualmente por Fray Juan, fundador de los mercedarios descalzos y
gran maestro de vida espiritual.
«La santa de
Madrid»
«María Ana fue una mujer decidida, de personalidad firme y segura, capaz de
atraer a su alrededor a personas de toda condición: desde los más pobres y
necesitados hasta destacados miembros de la nobleza y de la misma realeza
española», afirma Fray Mario Alonso. Entre quienes se sintieron cautivados por
su figura se encuentra la reina Isabel de Borbón, consorte de Felipe IV, quien
la consideró una de sus amigas más cercanas y su confidente más fiel. Ya en su
tiempo, el pueblo la conocía y veneraba como la santa de Madrid, un
apelativo que da cuenta del cariño y la devoción que despertaba en la ciudad.
«Es un personaje relevante que ha dejado a su paso una estela de donaire
madrileño; una mujer que ha nacido, vivido y sentido la villa de Madrid como
algo excepcional y decisivo en su vida», subraya el comisario de la exposición.
«De Madrid al cielo»
«Madrid está en deuda, desde hace siglos, con esta beata mercedaria y
madrileña que, según la tradición popular, acuñó junto a su amigo de infancia,
Lope de Vega, la célebre expresión que aún resuena en la ciudad: “De Madrid
al cielo”», señala Fray Mario Alonso.
El comisario de la exposición recuerda que el Madrid de María Ana fue aquel
que la aclamó como patrona, el mismo que alzó su imagen en lugares tan
emblemáticos como la primitiva Puerta de Alcalá, el Ayuntamiento o el antiguo
Pósito. Fue también el Madrid que la veneró en numerosos templos, conventos y
parroquias, donde surgieron incluso congregaciones de naturales de la villa en
honor suyo. Hoy su nombre sigue presente en la ciudad: lo llevan un hospital,
un colegio, una parroquia y una plaza, testigos de una memoria que se resiste a
desaparecer. Fray Mario Alonso destaca además que la beata mercedaria «es
inseparable del casticismo madrileño y forma parte de la identidad cultural de
esta ciudad; es parte de su ser y de su esencia». No en vano, el pueblo la
conocía como “La Santita de Madrid”, “La Azucena de Madrid”, “La
Estrella de Madrid” o “La Corona de Madrid”, títulos que dan cuenta
del cariño y la devoción que siempre despertó.
Con esta exposición —explica— se pretende ofrecer un recorrido por su
figura y su tiempo a través de esculturas, bustos, pinturas, grabados, piezas
de orfebrería, cerámica y reliquias. «Queremos que el visitante se encuentre un
poco más con el pasado de la ciudad y, al hacerlo, también con una parte de sí
mismo», subraya. El recorrido por la muestra permite descubrir las huellas
vitales de esta madrileña universal: sus devociones, sus querencias, su fuerte
vinculación con Madrid y el madrileñismo, y su amor y devoción por San Isidro
Labrador, con quien comparte el patronazgo de la ciudad.
El mundo del arte tampoco ha permanecido ajeno a la fuerza de su figura.
Escultores, pintores, grabadores, bordadores, ceramistas, ebanistas y
arquitectos han dejado su huella para que, hoy, «María Ana siga viva y su
memoria haya llegado hasta los madrileños y madrileñas del siglo XXI», concluye
Fray Mario Alonso.
Convento de Mercedarias Don Juan de Alarcón (Madrid) – Web institucional
RR. de la Orden de Ntra. Sra. de la Merced: